"Todos sois capaces de entusiasmaros descubriendo una verdad espiritual y sois sinceros cuando decís que queréis vivir, en lo sucesivo, en armonía con ella. Pero muy pronto, este entusiasmo decae. ¿Por qué? Porque los habitantes de las miles de células que constituyen vuestro organismo no están todas convencidas. La luz que acabáis de recibir, la buena decisión que acabáis de tomar sólo alcanza a algunas de estas células. Las otras se hacen las sordas y rehúsan ser molestadas en sus costumbres. Se resisten, y como son más numerosas, son ellas las que ganan la partida. Cómo adiestrar a toda esta población interior, esto es lo difícil, pero es también nuestro trabajo: buscar la manera de penetrar suficientemente en nosotros mismos y establecer relaciones con las células de todos nuestros órganos con el fin de que ellas se vuelvan más receptivas y acepten sostenernos en el camino de la luz. "