"Jesús decía: «Si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.» Este versículo nos habla de una de las más grandes cualidades que el hombre puede adquirir: la vigilancia. Ya que no sabemos a qué hora el ladrón vendrá (y el ladrón representa todas las circunstancias que nos amenazan de perder interiormente algo precioso), no debemos nunca relajar nuestra atención. Así, os diré que no es tanto la inteligencia, o la bondad, o la dedicación que un Maestro espiritual tiene en cuenta en aquel que desea convertirse en su discípulo, sino la vigilancia. Ya que si está atento, evitará los peligros que marcarán su camino. Mientras que la falta de vigilancia puede hacerle perder, poco a poco, lo que ha adquirido a base de muchos esfuerzos."