Pensamiento del viernes 23 de noviembre de 2012. "La vida cotidiana no es más que una serie de preocupaciones y de actividades múltiples en las cuales estáis obligados a dispersaros, y es por ello que, al final del día, no sabéis muy bien, a veces, dónde estáis. Pero hay un remedio para ello: donde estéis, varias veces al día, acostumbraros a deteneros algunos instantes para recogeros y contactar así con vuestro verdadero Yo. Tanto si os halláis en vuestra casa, en el trabajo o incluso en la calle, pensad en hacer este ejercicio. Diréis: «¿Cómo? ¿En la calle? ¿Meditar en la calle?» No, yo no digo que debáis meditar en la calle, pero podéis muy bien deteneros algunos segundos ante el escaparate de una tienda, y ahí, sin estar necesariamente concentrado, tenso, fijo en algo, cerráis los ojos algunos segundos sin pensar en nada. En este momento en que el alma y el espíritu ajustan las corrientes, reencontráis vuestra unidad interior y os sentiréis calmados, reforzados. Ejercitaros y comprenderéis cuánto esta práctica, en apariencia insignificante, puede ayudaros." Omraam Mikhaël Aïvanhov |