Pensamiento del viernes 22 de marzo de 2013.
"La vanidad es ciertamente un defecto, pero hay que ser indulgente con los vanidosos, ¿acaso no es la necesidad de hacerse notar lo que les empuja a estar activos, e incluso, a hacer cosas magníficas? Es cierto que es magnífico, sobre todo, para los que se benefician de ello. Para ellos mismos es, a menudo, mucho menos provechoso. ¡Cuántos se han agotado, arruinado! El vanidoso se cansa, se mueve, se muestra generoso, y aunque no se sienta impulsado por el desinterés, aunque sólo quiera complacer a los demás, exhibirse, o ganarse la aprobación y la admiración, realmente no se le puede reprochar. Los artistas, los actores y los músicos en particular, en cierto modo, son todos vanidosos… y mejor: ¡qué felicidad, qué alegría aportan a los demás cuando dan un concierto, un espectáculo! Ellos mismos, durante este momento están quizás enfermos, desmoralizados, angustiados, pero tocan, y el público no se da cuenta de su angustia. Son verdaderamente heroicos. Evidentemente, no os empujaré a cultivar la vanidad, pero hay que reconocer que la humanidad le debe mucho a los vanidosos. Y no sólo a los artistas, sino también a todos aquellos que han llevado a cabo grandes realizaciones para que su nombre permanezca en la historia."
Omraam Mikhaël Aïvanhov |