Pensamiento del lunes 22 de abril de 2013.
"Imaginad un enorme bloque de piedra: cómo padece la atracción terrestre, es muy pesado y nadie puede levantarlo. Pero he ahí que se encuentra el medio de alejarlo suficientemente de la tierra para que escape a esta atracción: ya no pesa, es ligero, incluso flota. La conclusión es que, para aquél que ha aprendido a transportar sus cargas muy alto, más allá del límite de la atracción terrestre, no sólo ya no pesan, sino que son ellas quienes lo levantan como un globo, y se eleva, se eleva… De este modo, cuando un ser consagra su vida al servicio del Señor, a difundir la luz, incluso siendo aplastantes, las cargas más abrumadoras no le comprimen. La naturaleza de sus preocupaciones lo arranca, por así decir, de la atracción terrestre. Al ponerse al servicio del Señor y de los humanos a los que desea iluminar, en realidad es a él mismo a quien está sirviendo, su Yo superior. Puesto que su Yo superior vive en el sol, se encuentra proyectado hacia el sol. Y ahí, en el sol, ¿cuánto pesan las cargas de la tierra? "
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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