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General: EL VIAJE A ORIENTE (10)
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De: Evaristo (Mensaje original) |
Enviado: 11/11/2013 00:08 |
EL VIAJE A ORIENTE
Hermann Hesse
Continuación... (10)
“Pero, precisamente, estos mejores recuerdos no pueden relatarse sino a quienes sedujo su encanto (1); mi descripción les hace aparecer pobres y puede ser que hasta algo locos. Mas quienes conocieron y celebraron los días de Bremgarten (2) podrán confirmar cada uno de mis pormenores y completarlos con otros cien más hermosos. Como, al levantarse la luna, las colas de los pavos reales se abrían bajo los grandes árboles; con qué resplandor brillaban, en las riberas umbrías, las suaves náyades surgidas de entre las rocas y cómo, solo, bajo un castaño, cerca de la fuente, el flaco Don Quijote montaba la primera guardia en tanto que los últimos cohetes de los fuegos artificiales, por sobre la torre del homenaje, se abismaban suavemente en la noche, y que Pablo mi colega, coronado de rosas, tocaba la flauta persa ante las jóvenes – esto es algo que jamás olvidaré. ¡Oh! ¿Cuál de nosotros habría pensado que el Círculo Mágico se rompería tan pronto (3), que casi todos - ¡y yo también, yo también! – volveríamos a perdernos en el sombrío matorral de la trivialidad cotidiana, como funcionarios u horteras que, luego de una buena comida o de un paseo dominical, desembriagados se resignan nuevamente a la monotonía del oficio?
-Últimos momentos de un Iniciado”-(4)
“En aquel entonces ninguno de nosotros era propenso a semejantes pensamientos. En el torreón de Bremgarten, el perfume de las lilas llenaba mi cuarto, se oía a través de los árboles el murmullo del río; por la ventana, ebrio de gozo y de deseo, penetré en el corazón de la noche; me deslicé hasta el caballero que montaba guardia y los bebedores dormidos, bajé hasta la orilla, hasta las aguas turbulentas, y las blancas luminosas náyades me arrastraron a su mundo transparente y helado donde, soñadoras impenitentes, juegan con las coronas y las cadenas de oro de sus tesoros. Me pareció transcurrir meses en aquellas profundidades y, cuando, tornado a la superficie, nadé estremecido, hasta la orilla, aun resonaba a lo lejos, en los jardines, la fiesta de Pablo y la luna estaba aún en el cielo. Leo, radiante de alegría su juicioso rostro infantil, jugaba con dos blancos perros de aguas. Hallé a Longus sentado en los bosques con un libro de pergamino en sus rodillas en el que trazaba caracteres griegos y hebraicos: las letras de sus palabras parecían escapar de los dragones y erguirse como serpientes de color. No me vio, pues, con total ausencia, pintaba sus arabescos: mucho tiempo miré el libro por sobre su hombro y vi las serpientes y a los dragones surgir de las líneas, retorcerse y perderse silenciosos en las nocturnas espesuras. “Longus, querido amigo” dije en voz baja. No me oyó pues mi mundo le era extraño y estaba perdido en sí mismo. A un lado, bajo los árboles bañados de luna, Anselmo erraba con un libro en la mano y contemplaba sonriente el corazón violeta de la flor.
(Continuará...)
CLAVES MÁGICAS:
- “estos mejores recuerdos no pueden relatarse sino a quienes sedujo su encanto”. Es decir, a los Iniciados. Los recuerdos Iniciáticos parecen triviales o incomprensibles , a quien no ha pasado una experiencia mística, o vivido una experiencia Iniciática. Hermann Hesse, al escribir esta obra autobiográfica en el sentido esotérico, muestra a la vista aquellas cosas o principios esotéricos que únicamente un Iniciado en los Misterios puede entender. Los aspirantes al conocimiento oculto, los aspirantes a una vida superior, los aspirantes a elevarse por encima de la manifestación material, son aquellos que han sido seducidos por los encantos de la Sabiduría. Así es, la Sabiduría está simbolizada en muchos tratados esotéricos como una Serpiente. La Serpiente encanta y la Sabiduría encanta. La Serpiente que se Muerde la Cola simboliza la Sabiduría sin principio ni fin.
- “Mas quienes conocieron y celebraron los días de Bremgarten”. Ellos son nuevamente los Iniciados y los Oficiales. Los que “conocieron” son los nuevos Iniciados. Los que “celebraron” eran los oficiales de la Orden e Iniciados de todos los grados que acompañaban las ceremonias. En las frases siguientes, repletas de imágenes poéticas, Hesse nos descubre misterios de la Orden: en especial el misterio de la BELLEZA, una de las tres columnas que adornan el interior de los Templos Masónicos. La Belleza es armonía, y la armonía es la melodía Divina que ubica en santa proporción, los elementos diversos para que produzcan un fin homogéneo, distinto al de las partes separadas. Aquí Don Quijote es el Maestro, y Pablo coronado de rosas, es el Iniciado. De paso, Pablo viene del latín “paulus”, que quiere decir “pequeño”.
- “¿Cuál de nosotros habría pensado que el Círculo Mágico se rompería tan pronto..” Aquí avecina Hermann Hesse el comienzo de la segunda parte de la trama del Viaje a Oriente. Luego de la Iniciación, llega un momento de dolor, de separación, de sensación de frustración, que fue llamado la “Noche Oscura del Alma” por los místicos. Hermann Hesse está por sufrir este vuelco en el corazón.
- -Últimos momentos de un Iniciado- En este párrafo recuerda Hermann Hesse todas las hermosas sensaciones y bellos recuerdos de su sendero Iniciático. Con otras palabras, narra el momento de la “Muerte Mística”, o separación del alma del cuerpo, la cual, ascendiendo a las moradas filosofales, obtiene la iluminación y el conocimiento superior que se extrae de esas altas esferas. Cuando dice que salió por la ventana y penetró en el corazón de la noche, está diciendo que su alma partió de su cuerpo (la “ventana”) hacia el más allá “el corazón de la noche”). Pero no el más allá astral, sino aquél más allá que es el Centro donde está la Jerarquía de Seres Espirituales – por eso dice “el CORAZÓN de la Noche”. El “Caballero que montaba guardia” es el “Guardián del Umbral”, también simbolizado en esta relato con la imagen de Don Quijote. Las náyades representan aquí a los espíritus luminosos que revelan los secretos de la naturaleza. Cuando dice que le pareció que pasaron meses pero que todavía la fiesta estaba en su noche de gala, nos enseña la relatividad del tiempo. Espiritualmente al separarse de su cuerpo parece que ha transcurrido mucho tiempo terrestre, por la cantidad de experiencias suprasensibles que se viven. Pero al retomar la consciencia terrestre, estas han durado solo segundos de tiempo físico. Con respecto al comportamiento de Longus, y la imposibilidad de penetrar mutuamente los mundos en que ambos están viviendo, es una representación de la imposibilidad de conocer o transmitir aquello que solo es conocido o percibido como un relámpago de conocimiento. Este relámpago de conocimiento se describe en la literatura Zen. También intentamos entenderlo con la mención del Tao: aquello que se dice del Tao, no es el Tao. Hermann Hesse vivió su propia Iniciación, su propio misterio interior. Del mismo modo cada Iniciado tiene su propio mundo, y las experiencias de unos y otros no son trasmisibles, y muy difícil de entender, aun cuando dos Iniciados halan tenido experiencias similares. Hermann Hesse describe lo que ve con los ojos del Iniciado que tiene ahora una percepción y una visión distinta de las cosas.
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