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General: EL VIAJE A ORIENTE (12 )
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De: Evaristo (Mensaje original) |
Enviado: 24/11/2013 16:02 |
EL
VIAJE A ORIENTE
Hermann Hesse
Continuación... (12)
“Lo que
decidió a nuestro fiel Leo a abandonarnos bruscamente, en el centro del peligroso
desfiladero del Morbio Inferior (1), es algo acerca de lo cual cada
uno de los miembros de aquel inolvidable viaje tuvo su idea; pero sólo mucho
después comencé a presentir y a abarcar las verdaderas circunstancias y la
secreta concatenación de estos acontecimientos, y se comprobó que la
desaparición de Leo, aventura secundaria en apariencia, de ninguna
manera fue casualidad (2), sino un eslabón de una cadena de
persecuciones mediante la cual el enemigo hereditario se esforzó en hacer
fracasar nuestra empresa (3).
“Aquella
fresca mañana otoñal en que se descubrió la ausencia de nuestro criado Leo y en
que todas las búsquedas resultaron infructuosas, no fui ciertamente el único
que sintiera algo así como el presentimiento de la desgracia y de las amenazas
del destino. Por lo pronto la situación en aquel momento era la siguiente:
acampábamos, luego de atravesar con osada marcha Europa y parte de la Edad
Media (4), en un valle rocoso profundamente encajonado, una salvaje
garganta de la frontera italiana, y buscábamos al criado Leo tan
misteriosamente desaparecido, y cuanto más lo buscábamos, más nuestra esperanza
de hallarle disminuía con el día; cada uno se sentía entonces más afligido por
este sentimiento: no se trataba solo de uno de nuestros criados, hombre
simpático y encantador, víctima de un accidente, o fugado, o capturado por el
enemigo, sino que su desaparición era el comienzo de un combate; era el
primer signo de una tempestad a desencadenarse sobre nosotros (5).
“Pasamos todo
el día, hasta el crepúsculo, buscando a Leo; fue explorado todo el desfiladero
y en tanto estos esfuerzos nos extenuaban y crecía en nosotros el sentimiento
de su inutilidad, resultaba extraño e inquietante que, de hora en hora, fuera
adquiriendo tal importancia el criado, que llegásemos a considerar como grave
nuestra pérdida. No sólo nosotros, peregrinos, sino sin duda también todos los
criados, sentíamos pena a causa del encantador y servicial muchacho, pero
cuanto más cierta se tornaba su pérdida, más indispensable parecía resultarnos
él: sin Leo, sin su cara alegre ni su buen humor y sus cuentos, sin su entusiasmo
por nuestra gran empresa, ésta parecía perder misteriosamente algo de su valor.
“Así era para
mí, al menos. En el curso de los últimos meses del viaje, pese a todas las
fatigas y a tantas pequeñas decepciones, no tuve un solo momento de
debilidad interior,(6) de duda seria; ningún general victorioso, ninguna
golondrina emigrando hacia Egipto, pudieron estar más seguros de su meta, de su
misión, de la exactitud de sus esfuerzos, que lo estaba yo respecto de mi
viaje. Pero ahora, en este lugar fatal, oyendo a lo largo de este día azul y
dorado de octubre (7) los avisos de nuestros escuchas, acechando sin cesar,
con creciente impaciencia, el retorno de un mensajero, la llegada de una
noticia, para sufrir cada vez una nueva decepción, y no ver por todos lados
sino semblantes perplejos, siento ya en mi corazón por vez primera algo
parecido a la tristeza y a la duda, y cuanto más se fortalecen en mí estos
sentimientos, más me persuado de que no sólo pierdo las esperanzas de hallar a
Leo, sino de que todo se presenta momentáneamente desprovisto de certidumbre y amenaza
con perder su valor, su sentido: nuestra camaradería, nuestra fe, nuestro
juramento, nuestro peregrinar, nuestra vida toda.(8)
(Continuará...)
CLAVES
MÁGICAS:
- “peligroso desfiladero del
Morbio Inferior”. Por un lado, esta es una
localidad de Suiza, llamada Morbio Inferiore en el Cantón de Ticino. Su
nombre viene del latín “Morbidus”, que significa enfermizo. Pero además es
una simbólica de lo que en Teosofía se denomina “el Cuaternario Inferior”.
El sistema Teosófico moderno divide al ser humano en dos partes:
"personalidad" e "individualidad". La personalidad es el compuesto
del llamado "cuaternario inferior", es decir, del cuerpo físico
y las envolturas más sutiles que lo acompañan. Este conjunto dura una encarnación
y en cada una de ellas aparece uno nuevo. En cambio la “individualidad” es
la "Tríada Superior", representada en esta etapa de la evolución
humana por su aspecto más diferenciado: Manas o Mente. Esta
“individualidad“ es lo que persiste encarnación tras encarnación.
- “la desaparición de Leo”… “de
ninguna manera fue casualidad”. Aquí debemos
intentar entender cómo trabajan los Maestros, creando circunstancias que
deben ser comprendidas y superadas por los Discípulos. No es Maestro quien
entrega todo lo que quiere el discípulo, evitando que se fatigue, puesto
que de esta manera no se desarrolla el carácter ni se beneficia la
individualidad. La desaparición del Servidor de Todos es una PRUEBA
establecida por el Maestro. Es similar al crecimiento de la niñez a la
madurez, y a la separación de la casa paterna. No se puede ser niño toda
la vida, aun cuando debemos volver a ser niños. Pero piensen en este
consejo “volver a ser” no es lo mismo que “permanecer siendo”, lo que nos
resulta imposible. La afirmación respecto de que la desaparición de Leo no
fue casualidad, nos conduce a la Ley de Causa y Efecto. Nada sucede por
azar, aunque no podamos ver las relaciones internas que unen dos eventos,
estas existen.
- “un eslabón de una cadena de
persecuciones mediante la cual el enemigo hereditario se esforzó en hacer
fracasar nuestra empresa”. El “enemigo
hereditario” es la IGNORANCIA, funesto adversario de la SABIDURIA. Nuestras
sucesivas vidas forman la cadena de nuestra evolución humana, Cada eslabón
es una vida terrestre. La ignorancia nos persigue, analizado
simbólicamente. Y en cada nueva encarnación debemos volver a aprender lo
aprendido, y aprender nuevos objetos de conocimiento. La prueba del
Maestro Leo enfrenta a sus discípulos ante su propia ignorancia. ¿Aprendieron
algo mientras viajaban hacia el Oriente? Este es el momento en que se
manifiesta si lo aprendido fue realmente comprendido e incorporado como
EXPERIENCIA.
- “luego de atravesar con osada
marcha Europa y parte de la Edad Media”.
Deben saber ya que el período de la historia europea que transcurrió
desde la desintegración del Imperio Romano de Occidente hasta el siglo XV,
cuando se produjo la caída de Constantinopla, se conoce como Edad Media.
Este período se caracteriza por tres elementos: la
herencia de la antigüedad grecolatina, el aporte de los pueblos germánicos
y la religión cristiana. Usualmente se la divide en dos grandes períodos,
conocidos como la Alta Edad Media, que se extendió desde la formación de
los reinos germánicos hasta la consolidación del feudalismo, entre los
siglos IX y XII; y la Baja Edad Media, desde esos años hasta el siglo XV,
que se caracterizó por el crecimiento de las ciudades, la expansión
territorial y el florecimiento del comercio.
- “su desaparición era el
comienzo de un combate; era el primer signo de una tempestad a
desencadenarse sobre nosotros.” Este combate
es la lucha interior del Iniciado, librado a su propia fuerza. No por que
sea abandonado por su Maestro, sino porque el Maestro sabe que el
Discípulo debe alcanzar su propia Maestría. Esto es evidente en el reino
animal , donde observamos cómo las hembras repudian a sus crías una vez
que estas han alcanzado el desarrollo suficiente para valerse por sí
mismas. ¿Qué Maestros serían quienes nos dieran de comer en la boca, nos
vistieran, nos condujeran a los mejores lugares sin ninguna ocupación o
preocupación? Esto se muestra en la decisión de Siddharta Gautama, el
príncipe que todo lo tenía excepto el conocimiento de la REALIDAD. Cuando
salió de su palacio donde nada le faltaba, y CONOCIÓ la REALIDAD, sufrió
un vuelco en su corazón, y mediante un proceso interior alcanzó la
ILUMINACIÓN tras una meditación simbólica de NUEVE años.
- “no tuve un solo momento de
debilidad interior”. Esta es una afirmación
soberbia de Hermann Hesse, que se aplica a cada uno de nosotros. ¡Cuantas
veces nos hemos creído ser inmunes al dolor, inmunes a la aflicción,
inmunes a la preocupación! La aparente sensación de sabiduría era
simplemente una emoción, proveniente de la falsa percepción del grupo como
entidad solidaria, o continente de nuestros defectos. Todas las Órdenes y
Fraternidades están llenas de miembros que no son verdaderos Filósofos, no
son verdaderos Buscadores. Solo se han unido por reflejos emocionales,
para “no estar solos”, para tener “contención grupal”. Estas necesidades
son necesarias para la humanidad normal. Pero el Iniciado debe superar
estos estadios emocionales. Al unirse a una Orden debe hacerlo porque su
Ser Interno le está llamando, y no para reemplazar emociones. Cuando el candidato
cree que es fuerte, ahí está su principal peligro pues no admite su gran
debilidad. Veremos en las próximas lecturas, cómo fue que Hermann Hesse
creía que era fuerte, y sin embargo terminó descubriendo cuales eran sus
debilidades y defectos.
- “a lo largo de este día azul
y dorado de octubre”. Tenemos que analizar
astrosóficamente este dato. Octubre es un mes que posee dos Signos
Astrológicos: LIBRA y ESCORPIO. Predomina LIBRA durante casi 23 días y
luego influye ESCORPIO durante otros 8 días, aproximadamente. Esto varía
levemente año tras año. Resulta fácil darse cuenta que el Viaje a Oriente
hasta este momento, había sido placentero y EQUILIBRADO COMO UNA BALANZA.
Es entonces cuando hace su aparición ESCORPIO, provocando el CAMBIO, con
su aguijón punzante que es la partida del Maestro Leo, que se produce un
cambio o alteración en los pesos de la Balanza. Esto debió ocurrir entre
el 23 y el 24 de octubre, día en que el Sol ingresa en el Signo de
Escorpio. En Astrología Tradicional este Signo está regido por MARTE. Y
modernamente se le atribuye el planeta PLUTÓN. Este Signo se relaciona con
la pérdida de la inocencia, y por lo tanto, con la simbólica Caída del Paraíso.
También es obvia esta referencia simbólica pues los viajeros o peregrinos
a Oriente, habían vivido hasta ese momento una relación idílica con los
Jefes de la Orden.
- “amenaza con perder su valor,
su sentido: nuestra camaradería, nuestra fe, nuestro juramento, nuestro
peregrinar, nuestra vida toda.” El lamento
de Hermann Hesse parece ser la misma queja que todos los estudiantes en el
Sendero Esotérico, manifiestan en algún momento u otro de su vida
espiritual. Tambalea nuestra fe, todo lo que aprendimos parece ser mentira.
Odiamos a nuestros Maestros y Preceptores. Les echamos la culpa de nuestra
dolencia e incapacidad para solucionar problemas materiales. Sí, incluso olvidamos nuestros Juramentos
Esotéricos, y puesto que los olvidamos, no podemos ser castigados, pues
abandonamos las Órdenes Tradicionales y caemos en las cadenas de la
materia nuevamente. Sí, hemos sentido en carne propia estos sentimientos,
estas emociones. Y hemos visto a muchos estudiantes caer desilusionados
del árbol al que ellos mismos se habían trepado. Muchos no regresan en esta vida. Otros superan la
prueba y retornan al Sendero, ya no como estudiantes, sino como Maestros.
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