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General: EL VIAJE A ORIENTE (30 al 32)
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Evaristo  (Mensaje original) Enviado: 02/02/2014 20:20

EL VIAJE A ORIENTE

 Hermann Hesse

Continuación... (30)

 

“- Pero- prosiguió Leo, y su dulce voz adquiría ahora un tono desolado y más grave – el acusado está convicto de otras faltas mucho más graves, y lo peor es que no se acusa aquí de ellas, y hasta parece ignorarlas.(1) Lamenta profundamente haber tenido pensamientos injustos para la Orden, no puede perdonarse no haber reconocido en Leo el servidor al Jefe Supremo, y está presto a confesar cuán grande es su infidelidad. Pero si juzgase muy seriamente esos errores de pensamiento y esas locuras, si advierte ahora con alivio que basta una sonrisa para desvanecerlas, se obstina en cambio en olvidar la legión de sus verdaderas faltas, de la que cada una sería bastante grave para merecer un severo castigo.

 

“Mi corazón palpitaba dolorosamente. Leo se volvió hacia mí:

-Acusado H…, tendrá usted más adelante idea de sus errores y se le enseñará también el modo de evitarlos en lo futuro.(2) Sólo para mostrarle cuán mal comprende su situación, le pregunto: ¿recuerda usted su camino a través de la soledad, con Leo el servidor, encargado de conducirle ante la Sede Suprema? Sí, usted lo recuerda.

 

“¿Recuerda cuando pasamos delante de la Municipalidad, de la iglesia de San Pablo, de la Catedral, en la cual Leo, el servidor, entró para arrodillarse y meditar un instante y cómo usted mismo se cuidó de no entrar y meditar a su vez, contrariando el artículo cuarto de su juramento, y con qué impaciencia y fastidio usted permaneció afuera, esperando la terminación de la fastidiosa ceremonia que tan superflua le parecía, dado que ello no hacía más que poner a prueba su egoísta impaciencia? Sí, usted se acuerda. Sólo por su actitud ante el pórtico de la Catedral, usted ha pisoteado todas las prescripciones y costumbres fundamentales de la Orden, ha desdeñado la Religión, menospreció a un Hermano, usted desperdició esta ocasión, esta invitación a meditar y a reencontrarse consigo mismo. (3) Sería un pecado imperdonable, si algunas circunstancias particulares no hablaran en su favor.

 

(Continuará...)

 

CLAVES MÁGICAS:

 

1.     “el acusado está convicto de otras faltas mucho más graves, y lo peor es que no se acusa aquí de ellas, y hasta parece ignorarlas”. Esta frase nos enseña que debemos estar siempre atentos a lo esencial, pues podemos olvidar que lo esencial es invisible a los ojos. Y en este caso, lo esencial no puede ser captado por el Alma si la misma está adormecida por el ser externo. Los “convictos” son los Seres Humanos, las Almas caídas en la desgracia de la encarnación, que deben alcanzar la Iniciación o Iluminación para redimir su falta, que es la ausencia de conocimiento. En verdad, la falta más grave de la Humanidad es la IGNORANCIA DE SU ESTADO CELESTIAL. Es esta Humanidad la que está sentada en el banquillo de los acusados en toda esta narración del “Viaje a Oriente”.

2.     “Acusado H…, tendrá usted más adelante idea de sus errores y se le enseñará también el modo de evitarlos en lo futuro”. Gracias al trabajo iniciático de las Escuelas Arcanas o Escuelas de los Misterios, la Humanidad puede darse cuenta de sus errores y aprender que existe un Camino Real que puede conducirla de regreso a la Fuente Divina. Mas este Conocimiento solamente puede ser comprendido individualmente mediante los Ritos Iniciáticos, que consisten en despertar la conciencia dormida del yo, iluminándolo, y haciéndole tomar idea de su estado de desamparo en la “cabaña adámica”, con el fin de construir su Santo Templo Interno.

3.     “Sólo por su actitud ante el pórtico de la Catedral, usted ha pisoteado todas las prescripciones y costumbres fundamentales de la Orden, ha desdeñado la Religión, menospreció a un Hermano, usted desperdició esta ocasión, esta invitación a meditar y a reencontrarse consigo mismo.” La actitud de los Iniciados de todas las Órdenes, Fraternidades y Religiones consiste en el respeto absoluto por todos los cultos religiosos y la predicación de la tolerancia entre todas las creencias. No es antagónico ser un defensor de la fe y un enemigo del fanatismo. El primer Templo del hombre es su propio cuerpo, y es el que merece su mayor atención. Las demás creaciones arquitectónicas son Templos secundarios, donde pueden congregarse los hombres para entrar en contacto con la Divinidad. Debemos respetar todos los cultos y creencias y ver en cada Templo, Iglesia o Catedral, un obra humana destinada a auxiliar a los seres humanos, permitiéndoles compartir ceremonias sagradas que elevan el alma y la ponen en contacto con Dios. La Gran Obra no es la destrucción de las Religiones, ni siquiera su reemplazo por una única Religión, cosa que es imposible debido a las diferencias culturales de los pueblos. La Gran Obra consiste en hacer que las Religiones sean un elemento de unión, paz y fraternidad, mostrando que ellas son manifestaciones de la IGLESIA INTERIOR o COMUNIDAD DE LA LUZ. Pues detrás de todas ellas está aquello que llamamos en nuestros Rituales, la Tradición Primordial, que fue entregada por Dios al primer hombre en el simbólico Paraíso. Es así que el respeto por todas las religiones y sus modos de manifestarse, debe ser una actitud permanente. A este principio esencial se refiere el Jefe Supremo Leo, cuando le hace notar al Hermano Hesse, que mientras Leo ingresaba en las Iglesias y Catedrales para orar al Señor de la Luz, el Hermano Hesse permanecía fuera de los lugares de veneración, esperando llegar con impaciencia al Templo de la Orden, sin darse cuenta que su forma de pensar actual lo apartaba del verdadero camino de los iluminados. Esta prueba a la que fue sometido Hermann Hesse por Leo era la más sencilla, y al mismo tiempo la más dolorosa para los Superiores de la Orden, pues apartarse de los lugares sagrados donde se hace culto a Dios, en sus diversas manifestaciones religiosas, muestra cuanto se han olvidado los principios fundamentales de nuestra Orden, que consisten en el respeto y comunión con todos los cultos religiosos pues cada uno es el reflejo del Pensamiento, la Palabra y la Acción de la Divinidad.




 EL VIAJE A ORIENTE


 Hermann Hesse


Continuación... (31)

 

“Esta vez había acertado. Esta vez estaba en juego lo esencial y no solamente cosas accesorias (1), simples tonterías. Más que razón tenía, y me conmovió.

 

“- Nosotros no tenemos la intención – continuó el Jefe Supremo -, de considerar todas las faltas del acusado; no debe ser juzgado según la letra (2) y sabemos bien que es necesaria nuestra advertencia para aclarar su conciencia y hacer de él un acusador arrepentido.

 

“No obstante, acusador H…, mi deber es invitar a usted a que someta algunas de sus acciones al juicio de su propia conciencia (3)¿Debo recordarle la noche que usted vino a encontrarse con el servidor Leo y deseaba que él lo reconociera como miembro de la Orden, aunque ello fuera imposible por lo difícil que usted mismo había hecho este reconocimiento? (4) ¿Debo recordarle ciertas cosas que usted contó al servidor Leo? ¿La venta de su violín? ¿La existencia desesperada, estúpida, constreñida, esta vida suicida que usted ha venido llevando desde hace años?

 

“Y todavía hay algo, hermano H…, que no puedo callar. Es posible que aquella noche el servidor Leo haya herido su sensibilidad. Admitamos que haya sido así. El servidor Leo ha sido, seguramente, demasiado severo, demasiado razonador y pudo no haber tenido la adecuada predisposición y comprensión hacia usted y su estado de ánimo. Pero hay más altas instancias y más infalibles jueces que el servidor.(5) ¿Cómo lo juzgó la criatura, acusado? ¿Recuerda al perro Necker?(6) ¿Se acuerda de su actitud hostil y de la condena que pronunció contra usted? Es incorruptible, no se dobla, no es miembro de la Orden.(6)

 

“Hizo una pausa. Sí, el perro Necker cierto era que me había rechazado y condenado. Respondí que sí. El fallo ya había sido pronunciado por el perro lobo, por mí mismo. (6)

 

(Continuará...)

 

CLAVES MÁGICAS:

 

1.     “Esta vez estaba en juego lo esencial y no solamente cosas accesorias”. Lo esencial es invisible a los ojos, dice el personaje de “El Principito” de Antoine de Saint Exupery. En otras palabras lo ESENCIAL es el ESPÍRITU y lo ACCESORIO es la LETRA. Lo esencial de una cosa es aquello por lo cual esa cosa es lo que es, y no es otra cosa. El Ser es la esencia de lo que llamamos Hombre. La personalidad es lo que se expresa, lo que se ve, lo que puede observarse exteriormente del verdadero Ser. Y decimos que el verdadero Ser es invisible a lo ojos. Y que el Ser que vemos es un fenómeno, un accidente de la naturaleza. Pues mientras el Alma está encarnada, se encuentra deformada o envuelta en espesas nubes, similares a las que protegen el Santuario de las indiscreciones profanas.

 

2.     “no debe ser juzgado según la letra”. La antigua Ley del Talión exigía ojo por ojo, diente por diente. Era una Ley mecánica, basada en la Letra y no en el Espíritu. Si juzgamos solo por los hechos que vemos, obtendremos una conclusión material. Pero seremos incapaces de entender el resultado de una determinada acción, cuyas causas son sicológicas. Bajo la Ley de Causa y Efecto, las consecuencias de una acción guardan relación con las motivaciones de dicha acción. Un acto sin consciencia no puede ser castigado de la misma manera que un acto realizado con deliberación y plena consciencia de los efectos que puede ocasionar.

 

3.     “mi deber es invitar a usted a que someta algunas de sus acciones al juicio de su propia conciencia”. Un Iniciado debe ser consciente de sus actos, de sus palabras y de sus pensamientos. El hombre común puede llegar a ser consciente de sus actos y de sus palabras, pero sólo el hombre superior llega a ser consciente de sus pensamientos. Porque nuestros pensamientos son semillas depositadas en un suelo inmaterial, que siempre germinan. Así como nuestras palabras son flechas que siempre dan en algún blanco. El mejor Juez es la propia consciencia, cuando el Ser interno ha tomado posesión de los vehículos inferiores del complejo que llamamos Hombre.

 

4.     ¿Debo recordarle la noche que usted vino a encontrarse con el servidor Leo y deseaba que él lo reconociera como miembro de la Orden, aunque ello fuera imposible por lo difícil que usted mismo había hecho este reconocimiento? Las Órdenes esotéricas utilizan Signos, Palabras y Toques para reconocerse entre sus miembros, pero mucho más allá de esto, está el COMPORTAMIENTO que como miembro juramentado de una Orden, el Iniciado se comprometió a cumplir. Es muy fácil recordar unos pocos signos, unas palabras de pase y unos toques misteriosos. ¡Pero qué difícil es vivir como un verdadero Iniciado, honrando los votos de la Orden! Aunque el Servidor Leo, el Jefe Supremo de la Orden, recordaba a Hermann Hesse como un miembro que renunció a la Orden, lo sometió a una serie de pruebas para que Hermann Hesse demostrara que RECORDABA sus obligaciones. Únicamente de esta manera el Servidor Leo podía darle el abrazo fraternal y reconocerlo como miembro de la Orden. Pero eso no fue posible porque Hermann Hesse había olvidado los principios de la Orden. Había olvidado lo esencial y sólo recordaba lo accesorio.

 

5.     “Pero hay más altas instancias y más infalibles jueces que el servidor.” Las más altas instancias son los Seres que componen la Jerarquía Espiritual, y que no habitan el plano terrestre. Los jueces más infalibles son las Leyes de la Naturaleza, a la cual estamos sujetos mientras estamos encarnados.

 

6.     ¿Recuerda al perro Necker?... Es incorruptible, no se dobla, no es miembro de la Orden…. Sí, el perro Necker cierto era que me había rechazado y condenado. Respondí que sí. El fallo ya había sido pronunciado por el perro lobo, por mí mismo.” El perro lobo simboliza al ser humano. Su personalidad está simbolizada por el perro, y sus instintos por el lobo. El hombre casi siempre se comporta como perro domesticado, siguiendo las reglas de la sociedad en que vive. Y cuando deja que su instinto lo domine, el lobo aparece y lo convierte en un depredador y destructor de la sociedad. Ahora bien, hay un tercer animal que representa la sublimación de la etapa de “perro lobo”. Es el LEÓN, y por lo tanto, está simbolizado por el Servidor LEO. En esta novela, el Iniciado H.’.H.’. es el “perro lobo”, o la Humanidad sujeta a las presiones de sus instintos, y a las convenciones de la sociedad. El Arte Real que permite que el hombre supere la etapa de “perro lobo” es el Sendero Iniciático, que conduce del Hombre Inferior al Hombre Superior. Cuando el “perro lobo” se transforma en “León”, la duplicidad se transforma en unidad. El “perro lobo” regido por la Luna, tal como se observa en el Arcano Mayor del Tarot Nro 18 “La Luna”, se convierte en el Iniciado del Arcano Mayor Nro 19 “El Sol”, que rige al signo astrológico de LEO.







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De: Evaristo Enviado: 02/02/2014 20:22

EL VIAJE A ORIENTE

 Hermann Hesse

Continuación... (32)

 

“-Acusador H…, prosiguió Leo, y su voz, desde lo alto del trono deslumbrador, caía tan clara y fría y penetrante como la del Comendador cuando se presenta, en el último acto, ante la puerta de Don Juan (1).

 

-Acusador H…, me ha entendido y ha dicho sí. Usted mismo, suponemos, ya pronunció su sentencia.

-Sí, dije en voz baja, sí.

-Suponemos una condena pronunciada por usted mismo contra usted mismo(2)

-Sí, murmuré.

 

“Entonces Leo, irguiéndose sobre su trono, extendió lentamente los brazos:

-Me vuelvo ahora hacia vosotros, Superiores. Habéis oído. Sabéis lo sucedido a nuestro hermano H… Es un destino que no desconocéis: más de uno de vosotros pasó por igual experiencia. (3) Hasta este instante, el acusado ignoraba o, por lo menos, se rehusaba a creer, que su deserción y su extravío fueron una prueba. Se obstinó por mucho tiempo. Soportó por años no saber nada de la Orden, estar solo y ver destruido cuanto le mereció fe. Pero, finalmente, no fue capaz de continuar ocultándose, y, desolándose, su pena se tornó demasiado fuerte; ya sabéis que cuando el dolor alcanza cierto grado, todo se precipita. A nuestro hermano su experiencia lo condujo a la desesperación, y la desesperación resulta de toda tentativa seria de comprender y justificar la vida humana. La desesperación resulta de todo esfuerzo serio para poner la vida en armonía con la virtud, con la justicia, con la razón, todo respondiendo a sus exigencias. Los niños viven más de este lado de la desesperación, los adultos del otro. El acusado H…, ya no es niño y aún no es del todo adulto. Está aún en el corazón de la desesperanza.(4) Lo atravesará y cumplirá así su segundo noviciado. Le damos nuevamente la bienvenida a la Orden y cuyo sentido ya no pretende comprender.(5) Le devolvemos su perdido anillo que Leo, el servidor, guardó para él. (6)

 

“El Orador traía ya el anillo, me besaba en la mejilla, y me lo ponía en el dedo. Apenas lo hube mirado sentí en mi dedo la metálica frescura y mil cosas recordé, mil incomprensibles negligencias. Primero, que el anillo tenía cuatro piedras colocadas a igual distancia y que era ley de la Orden, y uno de los puntos del Juramento, hacerlo girar en el dedo, una vez por día por lo menos, y rememorar por cada piedra uno de los cuatro artículos fundamentales del Juramento.(7) No sólo yo había perdido el anillo y no lo había echado de menos ni una vez, sino que, a lo largo de esos horribles años, jamás recité las cuatro máximas y hasta las había olvidado. Traté enseguida de decírmelas. Las sentía, aún estaban en mí, las poseía como se posee un nombre que recordaremos un segundo después, pero que, momentáneamente, no se encuentra.

 

“No, nada en mí respondía; no podía recitar las Reglas, había olvidado las palabras. Las había olvidado, no las había repetido durante años, durante años no las había ni cumplido ni observado piadosamente, y, sin embargo, había podido creerme hermano fiel.

 

(Continuará...)

 

 

 

 

 

CLAVES MÁGICAS:

 

1.     “como la del Comendador cuando se presenta, en el último acto, ante la puerta de Don Juan.” La figura del “Don Juan” representa al hombre libertino que vive exclusivamente para la satisfacción de sus deseos y placeres personales. La primer obra sobre este tema es la que escribió el español Tirso de Molina (1571-1648), y que lleva por título: “El Burlador de Sevilla y convidado de piedra”. Posteriormente este personaje inspiró a otros autores de la talla de Moliere, Pushkin, Zorrilla, y Verdi. Para entender porqué menciona Hermann Hesse al personaje del Comendador, es bueno hacer una pequeñísima síntesis de esta obra: Don Juan es un aventurero que se dedica a seducir a diversas doncellas en distintos pueblos, prometiéndoles casarse con ellas con el objeto de obtener sus favores carnales, para huir luego dejando a las mujeres engañadas y burladas. Pero en una de sus aventuras, al regresar de un prolongado destierro a Sevilla, da muerte al Comendador Don Gonzalo de Ulloa, por quien el rey manda erguir un panteón con su imagen en piedra. Este monumento será profanado por Don Juan, invitando al Convidado de Piedra – la estatua del Comendador - a cenar en la intimidad. Para castigo de Don Juan, la estatua asiste a la invitación pero cobra venganza de Don Juan a quien condena al fuego infinito. Durante la cena, el Comendador le hace escuchar estos versos: "Adviertan los que de Dios juzgan los castigos grandes que no hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague".

 

2.     “-Suponemos una condena pronunciada por usted mismo contra usted mismo.” La enseñanza que se nos comunica mediante este diálogo reside en que el ser humano es quien se juzga a sí mismo. Es cierto que existen tribunales humanos y tribunales no humanos, que analizan el comportamiento de los hombres y les explican las consecuencias de sus actos cometidos – justicia por acción -, y de sus actos omitidos – justicia por inacción. Pero esto corresponde al hombre vulgar y no al Iniciado. La diferencia entre el hombre común y el Iniciado es fundamentalmente la capacidad de CONOCERSE A SÍ MISMO. Este conocimiento de sí mismo libera al Iniciado de los Tribunales externos, y queda sometido a su propio juicio, que por provenir de sí mismo no es menos severo que la Ley de Acción y Reacción. Lo que llamamos castigo puede entenderse como la reacción kármica que sufre el hombre común, pues no entiende las consecuencias de sus actos, como hemos dicho. El Iniciado entiende las consecuencias kármicas, como oportunidades de aprendizaje. El aprendizaje consciente hace que las lecciones se aprendan con mayor facilidad y rapidez. El Iniciado que tiene consciencia de sí mismo, se expone a reacciones kármicas más severas que las del hombre común. Porque entiende las consecuencias de sus actos, tanto sobre sí mismo como sobre los demás, mientras que el hombre común no entiende las consecuencias sobre los demás, y apenas alcanza a darse cuenta de las consecuencias sobre sí mismo.

 

3.     “Es un destino que no desconocéis: más de uno de vosotros pasó por igual experiencia.” Leemos aquí cómo el Jefe Supremo de la Orden les recuerda a todos los Superiores que han pasado por pruebas similares a las que ha sufrido Hermann Hesse. Dicho de otro modo, para llegar a ser un Superior de la Orden, es NECESARIO pasar por estas pruebas y tribulaciones del alma. Solamente después de haber sufrido las pruebas con dignidad, puede decirse que el Iniciado es un Hombre SUPERIOR. Porque se ha superado a sí mismo. El Jefe Supremo LEO les recuerda los períodos de oscuridad, dolor e incertidumbre, que conocemos bajo el poético nombre de “Noche Oscura del Alma”. Son los momentos más oscuros antes del amanecer. Muchos buscadores se pierden en estas tinieblas y retroceden antes que el Sol salga para ellos. El Adepto LEO nos enseña que debemos vivir nuestras vidas con pleno conocimiento de los efectos que producen nuestras decisiones. 

4.     “Los niños viven más de este lado de la desesperación, los adultos del otro. El acusado H…, ya no es niño y aún no es del todo adulto. Está aún en el corazón de la desesperanza.” La vida puede dividirse en numerosas etapas, para ser analizada. Pero hay una gran y simple clasificación primera, que reduce la vida a dos etapas: la niñez y la madurez. Es una forma dual de comprender la vida. La niñez comprendida como candidez, no como virtud; la madurez comprendida como sabiduría, no como pasión. La desesperación de la que nos habla Leo es la urgencia del despertar interior. Cuando somos niños no sentimos dicha urgencia, pues no comprendemos los problemas de la vida. Dejamos de ser niños cuando sentimos por primera vez la desesperación de conocer las razones de nuestro destino. Muchos seres humanos se encuentran en una especie de limbo psicológico. Es lo que Leo describe como no ser niño ni tampoco adulto. Es la etapa de la adolescencia. Aplicado a Hermann Hesse, no se trata de la adolescencia fisiológica, pues por la descripción del Viaje a Oriente, Hermann Hesse se declara a sí mismo: “ya no soy joven, y con frecuencia estoy enfermo”. Se trata de una adolescencia espiritual. Por ser Iniciado de la Orden, Hermann Hesse ya no es un niño. Pero por no haber entendido los propósitos de la Orden y el rol particular que desempeña en su propia vida, tampoco es un Adulto. En este caso, ser “Adulto” equivale a ser “Adepto”, es decir, haber alcanzado la posesión de la práctica de los conocimientos adquiridos.

 

5.     “Le damos nuevamente la bienvenida a la Orden y cuyo sentido ya no pretende comprender.” La Odisea de Hermann Hesse constituye su propio viaje iniciático que escribió bajo el nombre de “Viaje a Oriente”. Es un Círculo que se cierra sobre sí mismo. Hermann Hesse ingresa en la Orden, la acompaña, estudia y vive los altos ideales de la Orden; luego duda, pierde la fe y abandona la Orden. Pero un antiguo refrán dice “Iniciado una vez, Iniciado para siempre”. Una vez que se vio la Luz, como en el mito de la Caverna de Platón, no se puede dejar de recordarla. Hermann Hesse intentó racionalizar la Orden, que está más allá de toda comprensión humana. La Orden ES el Orden de Dios, el Orden Divino que armoniza el Universo. La Orden se expresa en cada mundo habitado por algún tipo de especie o forma susceptible de “recibir y dar Luz”. En cada planeta donde la vida llamada humana  se manifiesta – aunque no necesariamente semejante en su forma física a nuestra humanidad -, la Orden nace al mismo tiempo que la primer forma alcanza el conocimiento de sí mismo. En Oriente se dice que “el Tao que puede explicarse no es el Tao”. El Misterio de la Orden no puede comprenderse por la razón, sino que debe alcanzarse mediante un salto intuitivo, denominado ILUMINACIÓN.

 

6.     “Le devolvemos su perdido anillo que Leo, el servidor, guardó para él.” La devolución del anillo del Iniciado Hesse es simbólica. En ciertas Órdenes esotéricas, cuando ingresa un nuevo Iniciado, se acostumbra a formar el “Anillo o Cadena de Unión Fraternal”, permitiéndosele ingresar a la misma en un momento de la ceremonia. Así también, cuando por alguna razón ese Iniciado se separa de esa Orden (por renuncia, muerte o expulsión), se dice que “se rompe el Anillo o la Cadena para permitir que el eslabón – el Iniciado que se aleja - se separe”. Entendemos que en este momento de la Ceremonia a la cual está siendo sometido Hermann Hesse, se le permite reintegrarse al “Anillo de la Orden”, recibiéndole nuevamente como Hermano de la Orden. Lo más lógico si Hermann Hesse perdió su primer Anillo ceremonial, es que reciba un nuevo Anillo. Diversas Órdenes y Fraternidades suelen tener Anillos con los símbolos sagrados de sus Hermandades. En algunos casos su uso es optativo y en otros forma parte de los avíos o elementos simbólicos que los miembros de un Grado determinado deben usar en las Ceremonias.

 

7.     “rememorar por cada piedra uno de los cuatro artículos fundamentales del Juramento”. Estas cuatro máximas eran las correspondientes a las cuatro inscripciones de la Tumba de Cristian Rosenkreutz: 1) NEQUAQUAM VACUUM: El vacío no existe; 2) LEGIS JUGUM: El yugo de la Ley; 3) LIBERTAS EVANGELII: La libertad del Evangelio; 4) DEI GLORIA INTACTA: Intacta está la Gloria del Señor







 
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