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General: EL VIAJE A ORIENTE (35 - Final)
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De: Evaristo  (Mensaje original) Enviado: 16/02/2014 21:02

EL VIAJE A ORIENTE

 Hermann Hesse

Continuación... (35)

 

“Podía temerlo todo. Y de pronto no soporté más la incertidumbre y la angustia de la espera; corrí a la sección “Chattorum res gestae”,(1) busqué mi subsección y mi número y me hallé ante el estante designado con mi apellido. Era un nicho y cuando descorrí la cortina verde que lo ocultaba, no hallé ningún documento escrito. Sólo contenía una figurilla, una estatua de madera (2) o de cera que parecía vieja y usada, de colores desvaídos, una especie de divinidad o ídolo bárbaro (2) que me pareció al principio absolutamente incomprensible. Era una figura que, en realidad, eran dos, espalda contra espalda. (2) La observé un momento con asombro y decepción. Descubrí entonces una bujía en la pared del nicho y la encendí; la extraña figura doble quedó iluminada.

 

No descubrí sino lentamente su significado. (3) Comencé con lentitud a adivinar y después a reconocer, qué pretendía representar. Representaba a un personaje, que era yo, y esta mi imagen era enojosamente débil e irreal. (3) Proyectaba trazos borrosos y tenía en toda su expresión algo inconsistente, ridículo, de moribundo o de resuelto a morir, y se parecía un poco a la obra de un escultor titulada: “El Pasado” o “La Descomposición”, o algo por el estilo. La otra figura, por el contrario, que se fundía en una con la mía, resplandecía de fuerza en los colores y en las formas,(4) y, en el momento mismo en que yo comenzaba a adivinar a quién se parecía, es decir, al Servidor y Jefe Supremo Leo, descubrí una segunda bujía, y también la prendí. Veía entonces la doble figura que nos representaba, a Leo y a míno sólo tornarse más distinta y más semejante (5), sino que vi también que su exterior era transparente y se podía ver el interior como a través de un vaso o de un frasco. Y, en el interior de la figura, vi moverse algo, moverse lentamente, muy lentamente, como una serpiente dormida.(6) No sé qué pasaba allí, algo como una fusión lenta, muy suave, pero ininterrumpida, y , en efecto, eso pasaba de mi imagen a la de Leo, y advertí que mi imagen estaba a punto de sacrificarse cada vez más a Leo, de nutrirle, de fortificarle.(7) Con el tiempo, parecía que toda la sustancia de una de las imágenes iba a reabsorberse en la otra; sólo una subsistiría: la de Leo. Preciso era que él creciese y yo disminuyera. (8)

 

“Mientras estaba allí y miraba y trataba de comprender lo que veía, una breve conversación que Leo y yo habíamos tenido durante los días de la fiesta de Bremgarten, vino a mi memoria. Habíamos hablado de cómo las creaciones de los poetas eran generalmente más vivas y reales que los propios creadores.

 

Las bujías cesaron de quemarse y se apagaron. Sentí que me invadía una infinita fatiga y tal necesidad de sueño, que salí en busca de un lugar en el cual tenderme a dormir. (9)



 

*************************************FIN DE LA OBRA****************************




 

CLAVES MÁGICAS:

  1. “Chattorum res gestae”. Las palabras “Res Gestae” pueden traducirse como “Hechos” o “Sucesos” o “De los Hechos” o “De los Sucesos”. Chattorum se refiere a la ciudad, o pueblo de CHATTI, una antigua tribu Germana que habitaba en las riveras de los ríos Weser, Eder, Fulda y Werra, un distrito que se correspondía con la región de Alemania de Hesse-Cassel, aunque en su tiempo era más extensa. Estos habitantes tuvieron conflictos frecuentes con los Romanos durante la primer centuria de nuestra era. Eventualmente se convirtieron en parte de los Francos y se incorporaron al Reino de Clodoveo al comienzo del Siglo VI. Por lo tanto, una traducción apropiada de esta sentencia sería algo así como: “De los Hechos ocurridos en la ciudad de Chatti”. En nuestra historia, se trata del origen esotérico de la estirpe familiar de los Hesse, y seguramente, Hermann Hesse hace retroceder los misterios de su familia hasta el inicio de la era cristiana. Esto también nos habla acerca del íntimo contacto con la Orden  de los Iniciados de la familia Hesse, de la tribu de Chatti, a lo largo de los siglos.

 

  1. “no hallé ningún documento escrito. Sólo contenía una figurilla, una estatua de madera…”; “…una especie de divinidad o ídolo bárbaro”… “Era una figura que, en realidad, eran dos, espalda contra espalda.”






El ídolo que figuraba en el antiguo nicho de los antepasados de Hermann Hesse es una imagen del Dios JANO. Este antiquísimo Dios romano, con muchos rasgos enigmáticos, era el Dios de las Puertas, por lo tanto, era el guardián del ingreso y salida de las Almas. Es el Dios de los Iniciados. El mes de Enero lleva su nombre latino de IANUARIUS. Le estaban dedicados el día de año nuevo y las calendas de todos los meses. Su fiesta principal era el 9 de enero y se denominaba Agonium, donde se inmolaba un carnero. Era el primero en ser invocado en demanda de protección al iniciar una empresa. Un himno de los Salios, Hermandad Sacerdotal de Roma fundada por el Numa Pompilio - segundo rey de Roma - compuesta por doce miembros, lo ensalza como Dios Altísimo.

 

  1. “No descubrí sino lentamente su significado.” “Representaba a un personaje, que era yo, y esta mi imagen era enojosamente débil e irreal.” Es el proceso gradual de conocerse a sí mismo. Una imagen vale más que mil palabras, y la meditación sobre un símbolo permite abrir las puertas de la percepción supraconsciente mucho más fácil. Jano es también un símbolo de la naturaleza dual del ser humano: el Yo Superior y el Yo Inferior. Cuando Hermann Hesse se da cuenta que esa estatuita lo representa a él, entiende que es su Yo Inferior, limitado, terrenal, efímero, lleno de irregularidades y defectos. El Yo Inferior es la Personalidad. Y aunque para las personas comunes el Yo Inferior es lo real, para el Iniciado la personalidad es “débil e irreal”.

 

  1. “La otra figura, por el contrario, que se fundía en una con la mía, resplandecía de fuerza en los colores y en las formas”. El Yo Superior es el ser real, y mientras estamos encarnados, la Personalidad y el Alma están tan íntimamente ligadas como las caras de una moneda. Somos en verdad, todos los seres encarnados, imágenes de Jano. Poseemos la doble polaridad de la Personalidad y el Alma. Poseemos el Yo Inferior y el Yo Superior. El Espíritu y la Materia están unidos cumpliendo un ciclo cósmico. La segunda imagen de la estatua representa al Yo Superior, y es el Ser real, verdadero, perfecto.

 

  1. “Veía entonces la doble figura que nos representaba, a Leo y a mí, no sólo tornarse más distinta y más semejante”. Hermann Hesse es la Personalidad, el Yo Inferior, lo irreal. Leo es el Alma, el Yo Superior, lo real. Hermann Hesse es el Iniciado de la Orden. Leo es el Adepto de la Orden, es la máxima Jerarquía humana que dirige los destinos de la Orden sobre la Tierra. Es el punto de contacto con Lo Invisible. Cuando dice Hermann Hesse que sentía que las dos figuras eran más distintas, es porque entendía la diferencia abismal entre el Iniciado y el Adepto. Pero también, al decir que también las notaba más semejantes, es porque el Camino del Iniciado conduce a la Mansión de los Adeptos. Y el fin del Iniciado es convertirse más y más en un Adepto.

 

  1. “en el interior de la figura, vi moverse algo, moverse lentamente, muy lentamente, como una serpiente dormida.” En el centro de la unión entre lo Superior y lo Inferior, donde el cuerpo humano se une al cuerpo espiritual, existe una energía que los videntes, quienes desarrollaron su Sensorium Interno, han descripto universalmente con características serpentinas. En oriente se la ha llamado KUNDALINI.

 

  1. “una fusión lenta, muy suave, pero ininterrumpida, y , en efecto, eso pasaba de mi imagen a la de Leo, y advertí que mi imagen estaba a punto de sacrificarse cada vez más a Leo, de nutrirle, de fortificarle.” Lo que se describe aquí es el proceso alquímico por el cual el Iniciado se transforma en Adepto. Deja de ser humano, para convertirse en superhumano. La oruga se transforma en mariposa, y ya nunca más puede retornar a su condición anterior. El pájaro rompe el cascarón y ya nunca más puede retornar al huevo. La energía serpentina que observa Hermann Hesse transmitiéndose de su Ser Inferior a su Ser Superior, es el momento de la TRANSMUTACIÓN que lo ha de convertir en un Inmortal.

 

  1. “sólo una subsistiría: la de Leo. Preciso era que él creciese y yo disminuyera.” Preciso es ser humilde y abandonar el orgullo. Preciso es disminuir la personalidad, y agrandar el Alma. Preciso es hacer que el Yo Superior- LEO – sea el señor de nuestra vida. Al entender esta cuestión, la personalidad decrece, disminuye, y desaparecemos como en la novela “Los Ojos del Hermano Eterno” de Stefan Zweig, pues nos damos al servicio a los demás, y ya no pensamos en nosotros mismos.
  2. “Las bujías cesaron de quemarse y se apagaron. Sentí que me invadía una infinita fatiga y tal necesidad de sueño, que salí en busca de un lugar en el cual tenderme a dormir.” ¡Quien aspira a iluminar, debe estar listo para consumirse! El paso de nuestra vida es semejante a la consumición del pabilo de una vela. Día tras día se consume y se acerca el momento en que ya no hay más combustible. La luz se apaga. ¿A dónde van las luces cuando se apagan? Al Gran Océano Cósmico de la Luz Ilimitada. Hermann Hesse ha llegado al momento supremo de su conversión, transformación, transmutación en un Adepto. Les pido que estudien el final de este libro, comparándolo con el final de las “Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz”. No olvidarán que cuando nuestro Gran Maestro C.R+C fue recibido como Caballero del Vellocino de Oro y presentado en la Torre de Atlas, se le condujo a un alojamiento maravilloso, donde le esperaba un lecho para reposar y dormir. El sueño del Iniciado es la realidad del Adepto. Durante el sueño se desprende el Alma del cuerpo y entra en contacto con el mundo espiritual.

 

 

 

QUERIDOS FRATRES Y SORORES, recuerden las palabras de humildad de Hermann Hesse: “Preciso es que Él crezca y que yo disminuya”. Recuerden las Palabras del Maestro de Maestros: “Hágase tu Voluntad, mas no la mía”. Cada uno de nuestros días debe ser vivido como si fuera el último, pues no sabemos dónde, ni cuándo, ni cómo, seremos llamados al Tribunal de Dios – que ha sido representado en esta novela como el Tribunal de los Superiores Desconocidos de la Orden, que juzgaron la vida de Hermann Hesse. Si les es posible, consigan el libro “Los Ojos del Hermano Eterno” de Stefan Zweig, y obtendrán mayor iluminación acerca del verdadero camino de la Humildad, que es hermana de la Caridad.

 

Reciban mi fraternal bendición en L.’.V.’.X.’.

Un Humilde Hermano



P.D. Las Claves mágicas estan escritas por un frater avanzado y ampliamente versado en los estudios y labores de la Societas Rosicruciana in Anglia, Orden Masónica del Antiguo y Primitivo Rito de Memphis y Misraïm, Antigua y Mística Orden de la Rosa-Cruz, Builders of the Adytum y otras escuelas de los misterios tradicionales. Los probables errores de  transcripción son mios 
:-) 




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