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Arial, Helvetica, sans-serif" size="3"">El Secreto del Contentamiento
1""> La brigada antidisturbios tomó posición en la plaza de la ciudad, frente a la multitud que gritaba enarbolando carteles. Los manifestantes estaban en huelga y gritaban su descontento por medio de eslogans. Reclamaban un aumento salarial y mejores condiciones laborales.
No juzgamos lo que solicitan, sino que nos interrogamos por la razón profunda y el origen de los conflictos que tan a menudo surgen. ¿No son el reflejo de una insatisfacción interior? A menudo ésta se nutre de una comparación con los demás, a quienes se estima ser más favorecidos. Pero éstos tampoco están satisfechos.
El apóstol Pablo en la cárcel, ya anciano y desprovisto de todo, decía con gozo: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación… estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:11-13).
¿Cuál es el secreto del contentamiento? Es el conocimiento de la gracia de Dios, o más bien, la intimidad con el Dios de gracia. Ante Él, ¿qué tenemos que reclamar? ¿Cuáles son nuestros derechos? No merecemos nada. Pero en su generosa gracia Él nos regala todo. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32).
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