A todos nos debería interesar el futuro porque allí tendremos que pasarnos el resto de la vida”. Charles Kettering
Hay una realidad y es que como seres humanos queremos sentirnos plenos en la vida y culminar bien. En las conferencias y cursos que facilito les pregunto a las personas ¿Cómo quieren terminar su vida? Y hasta ahora ninguno me ha dicho que quiere terminar mal, todos quieren terminar bien. Sin embargo, nos encontramos que las personas no saben como hacerlo porque desconocen todo el potencial que hay dentro de ellos, y por ello viven frustrados, pensando en lo que pudo haber sido o lo que podría hacer.
¿Eres tú de esas personas que piensa que a Dios no le importan tus sueños? ¿Será que a Dios le importa tu futuro? Te puedo decir que le importas mucho a Dios y que tus sueños si le interesa. Y tú puedes decirme que si le interesara no estarías pasando por lo que estás viviendo. El asunto es que siempre vamos a buscar justificaciones para no creer que somos nosotros, que son nuestras decisiones las que nos llevaron a donde estamos, que nos llenamos de temor para no conocer su voluntad ya que Dios pudiera pedirme algo que a mi no me gusta. Tememos pagar el precio porque nos encanta la vida cómoda.
Tu futuro será de acuerdo a lo que veas en tu corazón y te llene de gozo, siempre que no vaya contrario a la Palabra de Dios. Los planes de Dios son de bienestar y no de calamidad. ¿Qué es lo que verdaderamente te llena de gozo? Lo que te produce gozo es lo que le da sentido y propósito a tu vida. ¿Lo que estás haciendo hoy te produce gozo o depresión? Si lo que estás haciendo en tu vida te está produciendo ira, enojo, depresión, ansiedad, preocupación es tiempo de que hagas un alto y busques la ayuda necesaria para volver a la senda del gozo y de la paz.
Para terminar bien en la vida necesitamos la actitud de Pablo: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe.”2 Tim. 4:7 (NVI)
Tres cosas que podemos aprender:
1. Pelear la buena batalla. En la vida constantemente estamos librando batallas y debes recordar que estás en el equipo ganador, tu tienes asegurada la victoria pero tienes que apoderarte de cada una de las promesas. Jacob luchó por una bendición y Dios lo bendijo. ¿Estás peleando la buena batalla? Ahora ir a una batalla requiere que aprendas a conocer y usar las armas que tienes. Cuando conoces tus armas y las usas bien acabas con los gigantes. ¿Cómo estás librando las batallas de la vida?
2. He terminado la carrera. La vida es una carrera y debemos correrla bien si queremos ganar el premio. Lo importante no es correr la carrera es poder terminarla. No pretendas vivir la vida tomando atajos como en la carrera de la liebre y la tortuga. Para terminar la carrera necesitas mantener la disciplina, la paciencia, la determinación, el gozo. No puedes terminar la carrera bien si no te ejercitas para la misma. ¿Estás preparándote para el futuro? ¿Cómo te ejercitas para llegar a dónde quieres llegar?
3. He mantenido la fe. Todos hemos leído acerca de la fe y hemos escuchado historias de fe, pero ¿Tengo fe de que eso va a suceder en mi vida? ¿Cuánto tiempo debo esperar? Aquí tengo dos cosas que decirte, una que si tienes fe demuéstrala con tus acciones, establece un plan de acción y ejecútalo para llegar a tu destino, y lo segundo que es bien importante y es que la fe requiere espera hasta que Dios nos permita avanzar en su tiempo. La clave en todo esto es obediencia. Abraham esperó 25 años para ver su destino cumplido, Moisés esperó 40 años, David 14 años. ¿Cuántos años tienes que esperar? No lo se, lo que si se es que debes tomar acción, debes caminar hacia tu destino y Dios te irá mostrando lo que necesitas aprender. Sobre todo el quiere es transformar tu ser así como lo hizo con cada uno de los héroes de la fe. ¿Estás manteniendo la fe en ti o en Dios?
Nada sucederá hasta que no des el primer paso. Nuestro sentido del destino está en el hacer, y la oportunidad de hacer radica en la oportunidad que tenemos hoy de comenzar de nuevo. Abraham se movió y Dios lo bendijo con un futuro grandioso, padre de naciones, de allí vino la simiente de David. Podemos ver que Abraham salió de su zona cómoda a una zona de expansión y alcanzó un futuro mejor. ¿Estás viviendo en una zona cómoda o estás atravesando un desierto en tu vida? ¿Quieres un futuro mejor?
Tú puedes hacer de tu futuro el mejor, descubriendo y manifestando lo que Dios puso en tu corazón. Hoy es tu día.
En amor y liderazgo,
Pedro Sifontes