La Profunda Tristeza del Señor Jesús

        El Señor Jesús entró en el huerto de Getsemaní con once de sus discípulos. Sabía que pronto sería entregado a sus enemigos. Alejándose un poco, tomó a tres de ellos consigo para que velaran con él, pues en las horas siguientes, ellos también serían acosados por la tentación.

       En vista de la obra que iba a cumplir en la cruz, el alma de nuestro Salvador estaba muy triste y angustiada. En ese momento él deseaba que sus tres discípulos tuvieran algo de simpatía por el duro camino que se hallaba ante Él, y velaran en oración. Pero ellos se durmieron debido a su cansancio y tristeza.

       ¿Y nosotros? Es importante reunirnos el domingo para pensar especialmente en Él, como Él lo desea y como su Palabra nos lo muestra. En esos momentos, ¿están nuestros pensamientos y nuestra alma verdaderamente dirigidos hacia Él, quien padeció tanto por nosotros? ¿O permanecemos fríos e insensibles frente a sus sufrimientos?

       ¿Estamos ocupados de nosotros mismos y de nuestros problemas, como los discípulos que poco antes habían discutido para saber quién sería el más grande entre ellos? Si éste es el caso, entonces el Señor Jesús debe decirnos como a sus discípulos: “¿No habéis podido velar conmigo una hora?” (Mateo 26:40).

       ¡Quiera Dios que éste no sea nuestro comportamiento! El Señor nos amó hasta morir por nosotros. Nuestra devoción y alabanza le pertenecen. ¡Él es digno de ellas!