Comprender

        Sea en la naturaleza o en la Biblia, muchas cosas permanecen incomprensibles. Pero, ¿debemos explicar y comprender todo? La Escritura no tiene como meta satisfacer nuestra curiosidad. A través de ella Dios se revela a los hombres, quienes deben recibirla con la simplicidad de un niño: “Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Muchas preguntas surgen en la mente del hombre, aun del creyente: ¿Por qué Dios permitió la caída de Satanás, la entrada del pecado en el mundo y la ruina del hombre? Querer contestar mediante nuestro razonamiento es altercar con Dios, y esto nos lleva a acusarle.

       Nuestra responsabilidad consiste en reconocer a Jesús como Hijo de Dios, creer en Él y obedecerle: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36). Primero es necesario arrepentirse, reconocer la soberanía de Dios, y luego aceptar esa maravillosa obra de la cruz, por medio de la cual Dios quiere salvarnos.

       Entonces mediante la fe comprenderemos el misterio de la redención y de la creación, como nos lo dice Hebreos 11:3. Así, poniendo a un lado nuestros razonamientos, recibimos con confianza lo que la Palabra de Dios dice, como un hijo escucha y cree a su padre.