El comienzo del viaje
Con una seria mirada en el umbral que delimita la salida del coliseo, es que aquel joven llegado del polo, avanza con paso firme y constante, encontrarse con su maestro era su nuevo encargo, por lo que su viaje lo llevaría una vez más a aquella ciudad olvidada en el tiempo, oculta tras las blancas cortinas gélidas de siberia oriental "gaste mis recursos en venir aquí... como volveré? " es la preocupación que ronda al muchacho, atravesando la villa cercana al santuario, llevando su vista de aquí para allá, buscando algo o alguien que lo acerque más a su destino.
La luz del día poco a poco daba paso a la oscuridad de la noche, dejando atrás al astro rey, aquel que fuese testigo del comienzo y constante empeño de aquel incansable joven, quien a pesar de estar cubierto por el firmamento nocturno, continúa, con su búsqueda, en el puerto de Grecia, el cual envuelto de grandes embarcaciones, refleja las estrellas sobre las quietas aguas -por aquí.. Algunos de estos barcos debería ir a siberia- Musita tranquilamente, transitando por aquel sitio donde gente de toda clase aguarda su embarque, agrupados alrededor de fogatas en barriles metálicos -oye niña!... te has perdido? Buscas a mama y papa? Jaja- Exclama burlista un extraño y enorme hombre, quien viste un abrigo que cubre su cuerpo, con un gorro de lana sobre sus oscuros cabellos, más el joven Crystal solo mira sobre su hombro sin detenerse a recapacitar sobre dichas palabras -eh! Mocoso! Mirame cuando te hable- Añade aquel, caminando en dirección al norteño muchacho - te dije que me mires! - Pronuncia al momento en que lo toma del hombro, -le aconsejo que me suelte!- Es la única frase que el joven emite -a quien crees que te refieres en ese tono?... no te creas tan importante Mocoso!... te enseñaré a respetar! - Proclama aquel hombre, quien estallando en furia sujeta al joven de sus blancos cabellos, elevándolo del suelo -jaja te hare arrepentirte jaja- es lo que llega a los oídos del muchacho, quien aún calmo eleva su diestra, sujetando la muñeca de aquel sujeto -te lo advertí!- Murmuró, cerrando sus ojos, para luego balancear su cuerpo, meciéndose hacia adelante elevando su pierna derecha en el retroceso y valiéndose de la mano que sujeta el brazo del barbudo atacante, gira quedando de perfil, propinando una portentosa patada, que lo libera arrojando al sujeto al suelo, quien eleva su vista demostrando gran enojo -maldito Mocoso! Pagarás! - grita empujando si gran humanidad hacia arriba avanzando con su diestra elevada en dirección al aprendiz de santo -Boris! Por dios para ya ésto y vuelve a donde estabas! - Exclama un sujeto de traje de color borra, bastón y largo cabello canoso, quien desentona en su elegancia con el resto del lugar -me disculpo por las acciones de mi subordinado, a veces se comporta como una bestia, pero es el mejor en lo que hace- dicta sonriente, mientras el atacante del joven regresa junto al fogón -mi nombre es Jack, puedo preguntar quien eres y que te trae por este lugar tan poco apropiado para un joven de tu edad? - acomodando su cabello para luego dirigir sus cristalinas orbes a su interlocutor, es que un leve suspiro emana de la boca del joven -me conocen como Crystal y solo busco la manera de volver a siberia... mi hogar- Ante lo cual quitando sus lentes para limpiarlos con un pañuelo el anciano sonríe -parece que la providencia ha decidido cruzar nuestros caminos!... tengo que hacer una escala para recoger algunos equipos y llevar provisiones a los investigadores que tengo en aquel lugar jaja- ríe elegantemente para luego proseguir -te interesaría viajar con nosotros? - es la invitación que extiende, la cual es respondía con una sonrisa y un gesto leve de su cabeza en afirmación -le agradecería el resto de mi vida por este favor- entona cordial mientras es guiado por aquel caballero a un enorme carguero con helipuerto.
Es a la llegada del amanecer que aquel enorme navío leva anclas, mientras el joven desentiende de los guerreros azules contempla el salir del sol desde la proa, sintiendo como su destino se aproxima.
El país de los hielos
Varias semanas han pasado, semanas en que el joven solo meditaba en cómo sería volver a su hogar y más importante aún a quién se designó como su tutor. con las manos en la baranda de proa mantiene su vista fija contemplando los fragmentos de hielo que flotan sobre el agua -hemos llegado Crystal! - Son las palabras que liberan al siberiano de las divagaciones de su mente -pero no veo tierra cerca- Comenta aquel contemplando sólo bloques de hielo mientras dirige su mirada a Jack -es imposible para el bote seguir avanzando, iremos en helicóptero desde aquí- le explica su anfitrión para luego guiarlo a su vehículo designado para ese trayecto, el cual surca el cielo "solo un poco más y estaré en casa" se alienta feliz de cumplir su objetivo, a medida que el aeronave desciende -creo que aquí nuestros caminos se separan... espero encuentres lo que busques- es la despedida que recibe el aspirante a santo mientras retoma solitario su camino.
su pueblo natal Bluegard se erigía al norte, tras el blanco manto que oculta los pocos rastros de aquella civilización en ruinas, la cual se alza orgullosa ante las inclemencias, las largas noches gélidas y el poco alimento de aquel infierno glacial, han hecho que la espada de Damocles forje el carácter y el temple, de aquella gente, honrada de portar la sangre de los 8 guardianes de la ánfora de Poseidón, tarea ya olvidada y renegada en sus corazones, sepultada bajo la nieve junto a los escombros de la decadente ciudad casi desolada en esté siglo. -he vuelto a casa!- Musita aquel muchacho con sus orbes fijas en un derruido arco, el cual da paso al olvidado poblado "parece que aquí el tiempo nunca pasará " medita al contemplar la inmutable arquitectura, a medida que avanza dejando efímeras huellas en la nieve, las cuales desaparecen bajo el efecto de los vientos.
"Buscar al maestro de agua y hielo... eso dijo el patriarca" indaga en su mente buscando la posible identidad de aquel que seria su tutor, al tiempo que transita las desoladas veredas, para tomar asiento luego en una columna que yace derribada...