Otras 9 personas han resultado heridas, una de ellas muy grave | Fecsa-Endesa ha informado de que 40.000 abonados están sin suministro eléctrico y retrasos en todos los AVE en Catalunya | Los Bomberos realizan 591 salidas entre las 22 de ayer y las 8 de hoy
El de ayer fue un vendaval de muerte y destrucción. Las predicciones meteorológicas ya advertían en la víspera que ayer se producirían vientos de hasta 160 km/ h en buena parte de España. Una mujer murió el viernes en Barcelona después de que una pared cayera sobre ella. Pero las previsiones y las medidas de precaución resultaron insuficientes.
Familiares de las víctimas del hundimiento de las instalaciones deprotivas en Sant Boi se consuelan después del trágico suceso / AP/Manu Fernandez
Y es que el fuerte temporal de la jornada de ayer arrancó árboles de quince metros, provocó cortocircuitos que originaron incendios, derrumbó muros, cornisas y techos... y ya son doce las personas que han perdido la vida en toda España. La tragedia se cebó con crueldad en Catalunya. Cuatro niños fallecieron sepultados por el derrumbe de una nave de Sant Boi.
El Departament d´Interior defendió ayer su gestión de este desastre natural y apeló al "sentido común" de la ciudadanía y a los mecanismos de "autoprotección" como instrumentos para evitar el peligro.
Los niños fallecidos en Sant Boi entrenaban en una suerte de nave que no aguantó el embate del viento. La pesada techumbre metálica se desprendió de los muros en una especie de efecto vela, y ello, supuestamente, provocó que las paredes del inmueble cayeran hacia adentro.
"Eran unas piedras inmensas, unas piedras demasiado grandes para unos niños tan pequeños - dijo antes de romper a llorar un testigo que ayudó en los primeros rescates-,y los niños gritaban y pedían ayuda, y yo trataba de...". Una mujer farfullaba que sus dos hijos habían llegado diez minutos tarde al entrenamiento, que se habían encontrado a sus amigos sepultados. "Los niños están hechos para vivir, para vivir", repitió fuera de sí. Luego la mujer se desplomó en el suelo. Después apareció el president José Montilla. En esos momentos, al otro lado del cordón policial, un hombre se miraba las palmas de las manos, ensangrentadas, llenas de heridas, destrozadas.
La Generalitat no recomendó suspender las actividades deportivas hasta ayer mismo por la tarde. Interior dijo que no extremó las recomendaciones restrictivas, como hicieron otras comunidades autónomas del norte de la Península, porque "la prohibición no es nuestra manera de gestionar las emergencias", declaró ayer el director general de Emergències, Josep Ramon Mora, en presencia del conseller de Interior, Joan Saura. El titular del departamento prefirió que fuera Mora el que llevara el peso de la comparecencia pública que quiso celebrar Interior ayer por la tarde para dar cuenta de los trabajos y las incidencias que se estaban produciendo. "Los pronósticos en otras comunidades autónomas eran peores que los nuestros, los nuestros no tenían la misma gravedad", añadió Mora. Según los responsables de Interior, la cadena de actuaciones y las decisiones de pasar de estado de alerta a emergencia se tomaron paulatinamente según los acontecimientos y las previsiones meteorológicas. "La naturaleza, a veces, nos pone límites. Sus efectos no siempre son controlables", dijo el director general de Emergències. Mora se lamentó de que quizá, aunque se hubieran podido tomar medidas más extremas, se hubieran podido producir igualmente víctimas mortales.
A pesar de haber apelado al sentido común, este alto responsable de Interior reconoció que podría abrir un proceso de reflexión sobre el modo en que los avisos y las recomendaciones en materia de prevención ante fenómenos meteorológicos llegan a la población catalana.
Las instalaciones municipales donde ayer se produjo la tragedia comenzaron a erigirse en los años setenta. Por partes. El último añadido, el túnel de bateo, una suerte de nave industrial construida con hormigón y un techo metálico, se levantó en 1993. Desde hace años se planea la dignificación del equipamiento del humilde barrio de Camps Blancs.
Jordi Peláez es uno de los padres voluntarios que cada fin de semana acuden a los entrenamientos del club de béisbol y softbol de Sant Boi a echar una mano. Aquí están apuntados unos 150 chavales. Los monitores les dijeron a los alevines de entre ocho y doce años que con tanto viento no se podía entrenar, que entraran en el túnel de bateo.
"Nada hacía pensar que todo fuera a venirse abajo - recordó Peláez-,la nave no tenía ni una grieta, nunca había pasado nada malo, todo parecía ir bien... eran las once de la mañana".
Normalmente acuden a los entrenamientos de los sábados por la mañana cerca de medio centenar de chicos. Son chavales provenientes de todos los barrios de la ciudad. Los fallecidos, de 9 y 10 años, eran de los de Marianao y Vinyets. Pero ayer muchos se quedaron en casa. Otros estaban a punto de llegar. "Entonces, de repente, el techo salió volando y las paredes se desplomaron". Se desplomaron sobre once pequeños. Seis quedaron a las puertas. Peláez se preguntó dónde estaban sus dos hijos.
Siete niños están todavía hospitalizados en Barcelona. El más grave de ellos está en el Vall d´Hebron, y el resto, en el Sant Joan de Déu. Los dos adultos que resultaron heridos están ingresados en el hospital del Mar y en Bellvitge.
Alejandro Jiménez, que vive al otro lado de la calle. se asomó por la ventana y contempló una gran polvareda. Pensó que un huracán acababa de pasar. Los agudos gritos de socorro rompieron el silencio. "Mis dos hijos y yo salimos de casa corriendo. La gente se puso a saltar las vallas del recinto. Nos juntamos unas quince personas. Nos pusimos a mover las piedras. Sacamos cinco o seis niños de entre las ruinas. Pero no estoy seguro".
Un padre se llevó a su hijo al hospital en su coche. Jiménez convenció a una madre de que no hiciera lo mismo y esperara a las ambulancias. Alguien telefoneó a la policía municipal a las once y diez de la mañana. Dos minutos más tarde llegaron los primeros agentes. "Tres de los niños se quedaron en el camino - añadió Peláez-...y por el otro ya no se pudo hacer nada, únicamente esperar al juez". Entonces Peláez vivió el amargo alivio de confirmar que sus hijos estaban a salvo. Un bombero le felicitó por su ayuda.
¿Están todos bien amigos españoles?...¡mi abrazo solidario para cada uno de ustedes!
Paloma