Alfonsina storni
El 29 de mayo de 1892, en Sala Capriasca, Suiza nació Alfonsina Storni. La tercera hija del matrimonio Storni. Llevó el nombre del padre. En 1896, la familia Storni se instaló en la Argentina, en la provincia de San Juan, donde ya habían vivido años atrás. Pasaron cuatro años y la familia se trasladó a la ciudad de Rosario, donde Alfonsina se vio obligada a abandonar sus estudios y trabajar en una fábrica para ayudar en su casa. Cuando tenía catorce años, murió su padre. En 1907 llega a Rosario la compañía de Manuel Cordero, un director de teatro que recorría las provincias. Alfonsina reemplaza a una actriz que se enferma. Esto la decide a proponerle a su madre que le permita convertirse en actriz y viajar con la compañía. Recorre Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero y Tucumán.
Cuando volvió a Rosario se encuentra con que su madre se ha casado y vive en Bustinza.
La poeta decide estudiar la carrera de maestra rural en Coronda, y allí recibe su título profesional. Gana un lugar sobresaliente en la comunidad escolar, consigue un puesto de maestra y se vincula a dos revistas literarias, Mundo Rosarino y Monos y Monadas. Allí aparecen sus poemas durante todo ese año, y si bien no hay testimonio de ellos, sí sabemos de otros publicados al año siguiente en Mundo Argentino, y que tienen resonancias hispánicas.
Durante esa época conoció a un hombre del ambiente político y periodístico, con quien tuvo un romance. Al terminar el ciclo escolar, renunció a su puesto y se trasladó a Buenos Aires, sola y con un hijo próximo a nacer. El nacimiento de su hijo Alejandro define en su vida una actitud de mujer que se enfrenta sola a sus decisiones.
Al poco tiempo del nacimiento de Alejandro, comenzó a trabajar en algunos comercios, hasta que el Consejo Nacional de Educación le otorgó un nombramiento. Desde entonces se dividió entre la enseñanza y las cátedras de declamación en el Teatro Infantil Municipal Labardén y en el Conservatorio Nacional, donde se desempeñó hasta sus últimos días. Debido a algunos contactos logró publicar colaboraciones en "Caras y Caretas" de Buenos Aires y fue premiado uno de sus cuentos.
En 1916, comenzó a hablar en público y a frecuentar círculos literarios cuando su nombre trascendió con la aparición de "La Inquietud del Rosal", libro que inició su ciclo poético. Sus principales obras poéticas son: "El dulce daño", "Irremediablemente", "Languidez", "Ocre", "Poemas de Amor", "El amo del mundo", "Dos farsas pirotécnicas", "Mundo de siete pozos", "Mascarilla y trébol". Colaboró con las principales revistas, como "Nosotros", y en diarios de Buenos Aires, como "Crítica" y "La Nación", donde usó el seudónimo Tao-Lao.
Con su libro Su libro Languidez, de 1920, mereció el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura. La publicación de su libro " Ocre " en 1925 marca un cambio decisivo en su poesía. Desde hace dos años es profesora de Lectura y declamación en la Escuela Normal de Lenguas Vivas, y su postura como escritora está absolutamente afianzada entre el público y sus iguales.
Conoce a la escritora Chilena Gabriela Mistral, y esta se queda impresionada con Alfonsina Storni sobretodo por su sencillez, por su sobriedad, por su escasa manifestación de emotividad, por su profundidad sin trascendentalismos. Y sobretodo por su información, propia de una mujer de gran ciudad.
Alfonsina intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores y su participación en el gremialismo literario fue intensa. En 1928 viajó a España en compañía de la actriz Blanca de la Vega, y repitió su viaje en 1931, en compañía de su hijo. Allí conoció a otras mujeres escritoras, y la poeta Concha Méndez le dedica algunos poemas.
En 1932, publicó sus Dos farsas pirotécnicas: Cimbelina y Polixene y la cocinerita. Está tranquila, colabora en el diario Crítica y en La Nación.
En 1931, el Intendente Municipal nombró a Alfonsina jurado y es la primera vez que ese nombramiento recae en una mujer. Alfonsina se alegra de que comiencen a ser reconocidas las virtudes que la mujer, esforzadamente, demuestra. «La civilización borra cada vez más las diferencias de sexo, porque levanta a hombre y mujer a seres pensantes y mezcla en aquel ápice lo que parecieran características propias de cada sexo y que no eran más que estados de insuficiencia mental.
En la Peña del café Tortoni conoció a Federico García Lorca, durante la permanencia del poeta en Buenos Aires entre octubre de 1933 y febrero de 1934. Le dedicó un poema, «Retrato de García Lorca», publicado luego en Mundo de siete pozos (1934).
En 1935 Alfonsina descubrió que tenía un tumor y fue operada, pero el cáncer continuaba y pasaba por períodos depresivos tras el suicidio de amigos como Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, Egle Quiroga.
En octubre de 1938 viajó a Mar del Plata. Le envió dos cartas a su hijo y un Poema de despedida al diario "La Nación". El 25 de octubre se suicidó arrojándose al mar. Su última poesía, "Quiero dormir" fue publicada al día siguiente de su muerte.
Su obra se distingue por el tono apasionado con que canta al amor y descubre el mundo de la mujer, que fue el centro temático de toda su obra.
La caricia perdida
Se me va de los dedos la caricia sin causa, se me va de los dedos... En el viento, al pasar, la caricia que vaga sin destino ni objeto, la caricia perdida ¿quién la recogerá?
Pude amar esta noche con piedad infinita, pude amar al primero que acertara a llegar. Nadie llega. Están solos los floridos senderos. La caricia perdida, rodará... rodará...
Si en los ojos te besan esta noche, viajero, si estremece las ramas un dulce suspirar, si te oprime los dedos una mano pequeña que te toma y te deja, que te logra y se va.
Si no ves esa mano, ni esa boca que besa, si es el aire quien teje la ilusión de besar, oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos, en el viento fundida, ¿me reconocerás?
Saludos... besos...
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