PURA TERNURA...
Dice un cuento que mientras paseaba por el jardín, el abuelo vió a lo lejos a su pequeña nieta, hincada frente al árbol, con las manitas juntas como si estuviera orando.
El abuelo, sigiloso para no interrumpir a la nena, se acercó y alcanzó a escuchar que la niña repetía en desorden letras del abecedario: -"....erre, de, ache, a, be, eme, de, efe, pe, ge, jota, ese, ene, zeta, te, eme, eme, cú, ele..." Lo estaba repitiendo en una forma queda, solemne y llena de reverencia.
Por la tarde el abuelo le preguntó a la pequeña qué hacía hincada frente al árbol. La niña le explicó: - "Estaba orando a Dios. Como yo no sé rezar bien, le doy a Dios todas las letras, como él es Dios, entonces El las acomoda perfecto porque El ya sabe lo que yo quiero".
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