Son los dos elementos femeninos, AGUA Y TIERRA. Son elementos vivos con un consciente.
El otro día hicimos una meditación con el manantial de la mujer. Fuente de toda vida, tan profundo que satisface todas las necesidades y deseos. En él te sumerges en busca de tu creatividad y encuentras todos los dones de la DIOSA. PLANETA AGUA, fuente de belleza y de emociones. El útero-pozo en el que te sumerges para nacer y renacer como MUJER DE AGUA.
La Tierra es un elemento vivo que respira. En los lugares telúricos sagrados siempre están juntos el agua y la tierra, las radiaciones de ambos. Los viejos templos de la Diosa, ahora marianos, tienen todos pozos.
La tierra es un elemento que sirve como ninguno para transformar. La basura se convierte en abono cuando la entierras. No solamente sirve para sepultar a los muertos, sino que sirve para transformar todo lo muerto en ti, todo lo inútil. Hay un rito muy fuerte, poderoso y sanador, que consiste en ser enterrado durante varios días. En este proceso entregas confiadamente a la tierra todo lo que está herido para que te lo devuelva regenerado. Una chamana hace un rito, te rodea de velas y distintos objetos de protección para controlar tus miedos y mantenerte segura. Seguidamente se hace un agujero en la tierra y la persona es sepultada, dejando apenas un orificio para respirar. Desde luego se requiere una preparación psíquica importante para poder llevar a cabo todo esto. Regresar la vientre de la madre Tierra siempre permite un nuevo renacimiento como MUJER DE TIERRA.

Cristina Gil Martín