Tenemos relojes distintos, que marcan las horas del enloquecer.
Tenemos relojes distintos, que siguen el rastro al amanecer.
Tenemos relojes distintos, que tuvieron principio, pero no tienen fin.
Tenemos relojes distintos, que corren sin pausa ambos tras de sí.
Y cada día que avanza, cada minuto que pasa, cada segundo que siento,
creo estar cerca de ti.
Más tú te esfumas tras la niebla
de tu cómoda inconsciencia,
de tu cálida apariencia de hombre feliz.
Tenemos relojes distintos que, vuelan al cielo con una canción.
Tenemos relojes distintos que, bajan al infierno con un beso de pasión.
Tenemos relojes distintos que, ocultan su cara al Dios que nos ve.
Tenemos relojes distintos que, no quieren nada que no sea de una vez.
Y cada día que avanza,
cada minuto que pasa,
cada segundo que siento,
creo estar cerca de ti.
Mas tú te esfumas tras la niebla
de tu cómoda inconsciencia,
de tu cálida apariencia,
de hombre feliz.
Tenemos relojes distintos que, descansan grasientos entre la arena y el sol.
Tenemos relojes distintos que, se marchitan juntos cuando sienten ardor.
Tenemos relojes distintos que, no son distintos aunque parezca que sí.
Tenemos relojes distintos que, marcan lo mismo para ti y para mí.
Y cada día que avanza,
cada minuto que pasa,
cada segundo que siento,
creo estar cerca de ti.
Mas tú te esfumas tras la niebla
de tu cómoda inconsciencia,
de tu cálida apariencia
de hombre feliz.
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