Use la Armadura de Dios contra el mal
La Palabra de Dios enseña: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos” (Proverbios 18:21). Eso quiere decir que quien confiesa el fracaso probablemente será un fracasado. Cada vez que una persona abre la boca para decir que no es capaz o que algo saldrá mal en su proyecto de vida, estará sujeto a ese mal. Ese es el origen de la flaqueza humana: la debilidad ante los obstáculos.
Hay personas que tienen una visión pesimista de la vida. Normalmente, ellas están acostumbradas a aceptar los problemas encarándolos como la obra del destino, el karma... Cuando ve a otras personas exitosas, se lamentan: “Yo no tengo esa suerte”.
Pero el secreto para tener una vida bendecida es glorificar siempre al Señor Jesús en el momento de las tribulaciones, pues Él nos dará la victoria por la fe. Y eso no se aprende en la escuela,ni en el trabajo sino conociendo y obedeciendo la Palabra de Dios.
Por lo tanto, si usted no tiene nada bueno para hablar, mejor es mantenerse callado que proferir palabras negativas acerca de usted mismo o de su prójimo. El mal está acostumbrado a colocar en la mente de las personas la falsa idea de que ellas no merecen los favores de Dios.
No es por mérito que alcanzamos la salvación, sino por la fe. Y la certeza de que Dios cumplirá lo que prometió es la fe sobrenatural. Esa es la gran diferencia entre el religioso y el verdadero cristiano: su confianza en Dios.
Cuando Adán y Eva cayeron en tentación, “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (Génesis 3:7). Sin embargo, Dios removió aquella vestidura frágil, que seguramente sería destruida con el tiempo, y “Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Génesis 3:21).
Estableciendo una analogía entre esos versículos, podemos decir que aquella hoja de higuera representa la religiosidad, usada hoy en día por algunos para encubrir sus errores. Sin embargo, como aquel animal, el Señor Jesús se entregó como sacrificio en la Cruz del Calvario para que, por medio de Su sangre, cada uno de nosotros pudiese vestir la Salvación Eterna.
El Señor Jesús dijo: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Por eso, use su inteligencia, vista su armadura de Dios para estar firme contra las asechanzas del mal. Mantenga la llama de la fe encendida en su corazón, resista y persevere en busca de su salvación. Viva de acuerdo con los consejos de Dios. Que Dios bendiga a todos abundantemente.
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Vanina
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