LEYENDA:
WIRACOCHA
Cuando Todo Era Silencio y Oscuridad
Las diversas culturas bolivianas tienen una versión de la creación del mundo. Hoy te contaremos la leyenda kolla, bellamente relatada en el libro Leyendas de Bolivia de Antonio Paredes Candia. Y dice así:
Hace mucho, pero mucho tiempo en el mundo sólo existían la tristeza, la oscuridad y el silencio. Aún no se había creado al hombre ni a los animales.
De pronto Wiracocha, el dios de los dioses, sintió pena por esa soledad y creó dos soles: Inti y Pajsi. Cuenta la historia que ambos eran bellos y fuertes. La única diferencia era que Pajsi brillaba más que su hermano. Esto puso celoso a Inti, quien descuidó a su hermano y lanzando un puñado de ceniza sobre la cara, la oscureció para siempre. Desde entonces la luz de Pajsi es tenue y sólo sale de noche.
Wiracocha no dio importancia a lo ocurrido. Se concentró en crear al hombre, lo esculpió en piedra granito de Comanche. Cada noche hacía centenares, en todas las actividades que te puedas imaginar. Cuando creyó que eran los suficientes los dejó en la Tierra y con un soplo les dio vida.
Al principio esta gente era buena, trabajaba con entusiasmo y obedecía las leyes que Wiracocha les había dejado. Sin embargo, un día Supay, Makhala y Anchanchu, dioses malvados, cautivaron el corazón del hombre, convirtiéndolos en seres envidiosos... y holgazanes. Así comenzaron las peleas entre pueblos. Los más fuertes sometían a los débiles, que clamaban justicia. Ese dolor llegó a Wiracocha.
Este dios justo se llenó de ira el ver lo que sucedía en el mundo. Llamó al dios del viento, Wayra-tata, para que destruyera todo a su paso, hasta dejar la Tierra en un silencio total. Las fuerzas de este dios eran incontenibles y crecían con la destrucción que generaba. Los hombres, asustados, corrían para refugiarse, pero todo estaba lleno de animales salvajes como pumas que vivían en esa parte del mundo.
Cansado de correr Wayra-tata retornó ante Wiracocha. Mas como el padre de los dioses seguía furioso con la humanidad, hizo llamar a Kjunu, dios de las nieves, y le ordenó que congelara la sangre de los hombres y los cubriera con su manto de nieve.
Kjunu cumplió las órdenes de Wiracocha, así se creó la cordillera de los Andes con sus hermosos nevados. |