La visión del encantamiento del mundo está condicionado a la calidad moral, a la nobleza interna, al oro espiritual del vidente. Encontramos afuera las mismas sirenas de nuestro interior.
"El Lago Mallowelafkén (Villarrica) es producto de un encantamiento. Cuando se agrandó más acá de la península comenzaron a salir las shumpall (sirenas), mujeres rubias con largos cabellos que se peinan sobre las piedras siempre a una misma hora y lugar.
Mi hermano vió una no hace mucho desde la penísula. Tenía la shumpall (sirena) una especie de medalla en la frente que le relumbraba, como algo de oro, me decía....Pero yo creo que el hombre de mar era el que tenía el oro, el que las ve ¡ese tiene brillo!, por lo menos eso recuerdo que decía mi abuelo.
Entonces, la moneda de oro era la frente de mi hermano y no la cabeza de la sirena. Porque mi hermano es un buen hombre. El hombre vigila, el malvado, ve una sirena diabólica; hasta cree ver a Dios pero en verdad se convierte en profeta del demonio"