Una historia de amor
Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajo para hacerse curar una herida en la mano. Tenía bastante prisa y mientras se curaba la pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer. Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí. Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía Alzheimer y muy avanzado. Mientras acababa de vendar la herida le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana. " No -me dijo-. Ella ya no sabe quién soy ". Entonces le pregunté : " Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? ". Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me respondió : " Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella, qué fue y qué es lo que representa todavía para mí " . Mientras salía, pensé: " Esa es la clase de amor que quiero para mi vida. El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es ".
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