Bendice a quienes te abandonaron en el camino,
puesto que no todos están capacitados
para cumplir varias tareas consecutivas.
Agradece a los que te amparan
y auxilia a quienes posean menos
recursos que los tuyos.
Trabaja para el bien,
donde estuvieras y como estuvieras.
No esperes ser un santo para servir,
porque aun somos criaturas humanas
con los defectos inherentes
a nuestra condición y, por tal motivo,
Dios no nos confía ningún tipo de trabajo
propio de los ángeles.
Nunca dudes del poder de progresar
y mejorarte a costa del propio esfuerzo.
Consérvate alegre sin intermitencias.
Convéncete de que el desánimo no presta ayuda a nadie.
Si alguien te ofendió, olvida.
Reflexiona
cuantas veces hemos herido a alguien,
sin la más mínima intención,
y cubre el mal con el bien.
Si oyeras referencias despreciativas
acerca de una persona, medita en las buenas acciones
que ella habrá practicado o en las buenas
obras que habrá deseado realizar
sin que eso le haya sido posible.
Ante cualquier dificultad,
déjate llevar por la esperanza,
porque Dios todo lo está modificando para mejor.
Persevera en el trabajo que la vida
te ofreció para ejecutar.
Francisco Cndido Xavier - Uberaba/Brasil
Saludos... besos...
Cris