Anoche, por curiosa, me sucedió algo feo feo.
Resulta que bajo la tina del baño de humanos hay un encantador agujero, con una tapa que es muy fácil de sacar. A todos los felinos integrantes de esta familia nos encanta rascarla hasta sacarla y meternos dentro. No sé que gracia tiene, pues adentro es frío y oscuro, está lleno de polvo. Pero igual entramos.
El asunto es que anoche entré, y humana cerró el agujero sin darse cuenta que yo estaba dentro, y ¡me quedé encerrada!
No sé cuánto tiempo pasó, yo rascaba y rascaba por dentro, hasta que sentí la voz de humano y grité más fuerte. Él abrió el agujero y me sacó. Yo estaba llena de polvo, y me dolían mis manitos. Rasqué tanto, que me gasté las uñas hasta donde sangran.
Cuando humana me vio sangrar se asustó mucho, pensó que me había roto los cojinetes, pero no. Menos mal que sangré sólo un ratito de todas mis uñitas de las manos.