LA ACTITUD MENTAL Y LA SALUD
La actitud mental es tan importante, que incluso se aplica a hábitos tan perjudiciales como fumar cigarrillos, donde parece mejor ser un fumador despreocupado que un fumador obsesivo, constantemente preocupado por el insidioso riesgo de ser un fumador pasivo y con un reclamo agresivo y permanente dirigido a cualquier adicto a la nicotina que tiene la temeridad de contaminar el aire que respira y que cree de su propiedad.
Esto se puso en evidencia en un proyecto de investigación que durante diez años se llevó a cabo en la Universidad de Heidelberg, bajo la dirección del profesor Hans Eysenck. Reveló que año por año la tasa de mortalidad de los no fumadores prejuiciosos era casi tres veces mayor que la de los fumadores que adoptaban una política más relajada de vivir y dejar vivir. Esto proporciona una evidencia más de que los hábitos generales de pensamiento son más dañinos que los hábitos de conducta física no saludables.
Hay mucha evidencia que demuestra que el antídoto verdaderamente poderoso contra la enfermedad no es el ejercicio físico ni las dietas, sino una actitud mental sana.
Los griegos y los romanos tuvieron una actitud más holística hacia la salud. Hicieron hincapié en la importancia del concepto ‘MENS SANA IN CORPORE SANO’: mente sana en cuerpo sana. Nosotros, tal vez porque vivimos en una época materialista en la cual las drogas y la ciencia médica ocupan un lugar privilegiado, nos hemos enfrascado en lograr un cuerpo sano sin conseguir antes una mente sana. Este es el punto donde las cruzadas de la salud han fracasado. Este es el motivo por el cual millones de personas en Occidente, a pesar de las enormes sumas de dinero que se gastan en el cuidado de la salud, viven en un estado de infrasalud.
Una actitud mental sana es el único y más importante factor en la promoción de la salud y en la prevención de las enfermedades. Y esto no es algo que se puede comprar en la farmacia o en el almacén naturista. Esto es algo que debemos crear nosotros mismos.
Los estudios revelan que las actitudes mentales, así como el stress, pueden deprimir la efectividad del sistema inmunológico. En alguna oportunidades una disposición alegre puede resultar un antídoto más efectivo frente a la enfermedad que los antibióticos.
A un grupo de voluntarios que asistían a la Unidad del Resfrío Común de Salisbury, se los inyectó con rinovirus y luego se los sometió a un conjunto de actividades para provocar la enfermedad. Se los hizo usar calcetines húmedos, ponerse ropa empapada o tomar un baño y luego permanecer durante media hora en un corredor helado vestidos con ropa muy liviana.
Después de estas duras experiencias cerca de una cuarta parte presentó los síntomas clásicos de un resfrío. Otros se salvaron. ¿Qué les dio una mayor inmunidad?
El Dr. David Tyrell, director de la Unidad, dice: ‘Si uno es introvertido, sufre resfríos más fuertes que alguien extravertido’. Si usted es víctima de la depresión y el aislamiento social sus posibilidades de contraer un resfrío se ven aumentadas. Si usted tiene una disposición alegre, optimista y cordial, las probabilidades de verse afectado por una nariz goteante y unos ojos llorosos son mejores.
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