No vale la pena que llore tu olvido,
que amargue mi boca nombrándote
me libero ahora de tu mal cariño
dejo en pretérito tu amor infame.
Has perdido a quien más te ha querido
aunque desde hoy, no te quiero más
la razón le ganará a este corazón mal herido
que hoy llora desolado tu falsedad.
¡No vales la pena!: me lo he repetido
en los días y noches en que te aguardaba
fue tanto el desconsuelo en cual me he sumido
que me he convencido que vales ¡ Nada!.
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