En el gran curso de la Vida surge siempre un momento en que nos hacemos aquéllas
cuatro preguntas básicas...
¿Quién soy yo? ¿Qué es lo que hago aquí? ¿De dónde vengo? ¿Hacia dónde voy?
Miramos a nuestro alrededor y nos sentimos insatisfechos con las respuestas que
encontramos en las varias áreas del conocimiento y de la llamada Fe.
Percibimos llegado el momento de desvelar los misterios y los velos que cubren la vida.
Y es ahí cuando un milagro ocurre y surge como inicio de una respuesta, que a veces viene
como de "casualidad", en una conversación, en un libro, en una película.
Y es ahí cuando surgen preguntas tras preguntas, cuando "mágicamente" la vida va
poniéndonos, unos tras otros los pasos a seguir en el camino.
Algunos buscan en el Yoga las respuestas, otros se sienten identificados con diferentes
filosofías, otros indagan en las religiones convencionales y las no oficiales. Y cada uno va
estableciendo su ruta diferente, aquélla con la que se siente más afín en las respuestas.
Y siguiendo el camino de evolución llega un momento en que observa que la base de todas
las religiones tiene un algo primordial en común y diferencias que se establecen por los
diferentes lugares y costumbres de las personas que habitaban esos sitios en las cuales se
afirmo más esa creencia.
Llegamos a la conclusión de que todas son diferentes caminos en una montaña cuya
cúspide denominamos Dios y en la cual todos vamos ascendiendo por diferentes laterales
de la misma.
Y cuanto más aprendemos vemos que mucho hay para aprender y que siempre hay quienes
van delante y quienes nos siguen. Y tomamos las manos de aquellos que denominamos
Maestros y marcamos el camino de aquellos que vienen detrás, tendiéndoles la otra mano.
Y encontramos almas gemelas que son aquéllas con las que nos encontramos en diferentes
vidas compartiendo el mismo escalón evolutivo y también a algunas personas cuya forma de
actuar nos van a hacer aprender y corregir aquellos vicios o errores que hemos venido a
cambiar en esta vida.
A veces aprendemos con dolor, pero si tenemos en cuenta esto veremos que quienes
representan ese papel para nosotros no son mas que maestros (con minúsculas) en
nuestras aulas de aprendizaje y que si no fueran ellos quienes cumplirían ese rol, habría
otros, pero con la misma finalidad.
Si estamos preparados para entender esta enseñanza estamos perfectamente listos para
dar un gran salto en nuestra evolución ya que de esto surge el perdón y la reconciliación
con absolutamente todas las personas que han pasado por nuestras vidas.
Pero no un perdón superficial que deja angustias interiores, ni por obligación, ni por Fe ciega
de creyente; sino el verdadero perdón que surge del conocimiento.
Ya no es que tal o cual persona me hizo tal cosa, sino: yo necesitaba pasar esto y tal
persona fue el actor que representó ese papel. Ante ese verdadero reconocimiento ya no
puede haber ningún resentimiento, y, aunque suene algo extraño, podemos agradecer al
maestro que hizo que superáramos tal o cual trance, tal o cual examen que debíamos pasar.
Perdón y Reconciliación son las claves fundamentales para empezar un nuevo ciclo
verdaderamente diferente, sin cargas en nuestra espalda, libres de todo aquello que tanto
pesa y frena nuestros pasos en ese camino lateral de la montaña que hemos elegido subir.
Si este mensaje ilumina tu mente envuelve en Fuego Violeta-Dorado a todas y cada una de
las personas que pasaron por tu vida dejando una estela amarga en su momento y que hoy
tienes la capacidad de entender. Y mentalizando una por una la envuelves, y repites:
"Perdono a todo el que necesite mi perdón y me perdono a mí mismo/a" todas las veces
que sea necesario, hasta que mentalmente puedas abrazarlo y reconciliarte.
Dedícate a ti mismo el tiempo necesario para esta meditación y tu vida tomará un rumbo
totalmente nuevo y haz que sea también el fin de tus sufrimientos.
"Que la Luz, el Amor y el Poder del Perdón y la Reconciliación desciendan sobre ti"