La capacidad de experimentar el sentimiento de culpa es propia de una mente madura y normal y está relacionada con los conceptos de arrepentimiento y "reparación".
Hay culpas sanas y culpas enfermizas, malsanas. El sentimiento de culpabilidad no ayuda a crecer, mientras un sano sentimiento de culpa, humaniza. La culpa es un sentido de malestar, de no adecuación con una misma. No hice lo que debía haber hecho. Es, a la vez, racional y emocional. Esta culpa es sana, porque muestra un ser humano que se hace cargo de sus actos; se hace responsable de ellos. Básicamente, hay tres sentimientos de culpabilidad que suele atormentarnos, pero que, a la larga, no nos ayudan, ya que no conducen necesariamente al auténtico arrepentimiento que, de hecho, es lo único que interesa, lo unico positivo. En primer lugar, habría que mencionar la culpabilidad tabú. El tabú constituye un objeto hacia el cual uno se siente fuertemente atraída, pero a la vez, conlleva una estricta y condenatoria prohibición. Esta oposición entre la fuerte atracción y la prohibición hacia el mismo objeto genera un agudo sentimiento de culpabilidad. Es el sentimiento del deseo a lo que está prohibido y, por tanto, el sentirse mala y merecedora de todos los castigos. Por eso, el sentido de culpa responde a un hecho objetivo, mientras que el sentimiento de culpabilidad es predominantemente subjetivo y no necesariamente responde a algo objetivo. Otro tipo de culpabilidad se puede llamar culpabilidad narcisista. En este caso, el sentimiento de culpabilidad nace de la pérdida de auto-estima frente al ideal del yo construido por el propio sujeto. Toda persona interioriza un yo ideal que le sirve de referencia evaluativa de sí y de sus actos. Este “yo ideal” proporciona un rumbo de vida y una seguridad en sí mismo en relación con los demás. Por eso, cuando el propio comportamiento no coincide con la altura del ideal interiorizado se produce un sentimiento de culpabilidad. La culpabilidad no surge sólo por la frustración que causa la ruptura entre la propia realidad y su idealización, sino también por la sensación de haber perdido la estima de los demás. Otra culpabilidad es la culpabilidad legalista. Se fundamenta en el cumplimiento de la Ley. No dice relación con el haber causado daño a otro. La culpabilidad legalista vive la angustia de un castigo. Pero olvida que lo que nos salva no son las normas, sino el amor. Algunos creen que basta con cumplir las leyes y no en abrirse a los otros. En este caso, el foco es el pecado, no el amor. La culpabilidad malsana conduce a la angustia, a la falta de paz . Pero lo central no es el pecado, sino la misericordia. En lo personal, hace muchos años, reemplacé la palabra CULPA por RESPONSABILIDAD, salvo en la distinción del bien y del mal.Que sintamos culpa es válido solamente para distinguir lo que esta bien a lo que esta mal. Esta bien amar, esta mal matar, a este tipo de distinciones me refiero. Solo en ese sentido es necesaria la culpa. El resto es manipulación.