Comentario a una novela de Ursula LeGuin

Ursula LeGuin, en su novela de ciencia ficción “La Mano Izquierda de la Oscuridad” presenta 'una sociedad que difumina los roles de género. Las personas tienen un ciclo sexual de aproximadamente 26 días. Las personas son sexualmente “neutras” durante los primeros 20 días del ciclo. A partir del día 21 y gatillado por cambios hormonales, entran en kemmer, un estado de fuerte impulso sexual que, sin embargo, solo se manifiesta en presencia de otra persona que esté también en kemmer. El encuentro de estos impulsos inicia un proceso que se define al cabo de unas horas cuando las hormonas femeninas priman en uno de los miembros de la pareja y las masculinas en el otro, produciendo el desarrollo de los órganos sexuales respectivos y permitiendo la unión sexual. Por cinco días, se es hombre o mujer. En cada kemmer la definición del sexo es aleatoria. Si la mujer queda embarazada, se mantiene como tal hasta terminar la lactancia, cuando vuelve a iniciar sus ciclos normales de neutralidad y kemmer. En esta sociedad la madre de varios niños puede a la vez ser el padre de varios otros.

Esta historia muestra cómo sería una sociedad en que el sexo de las personas no determinara los roles sociales que se espera que cumplan. LeGuin hace un fino trabajo al describir profundas relaciones de amor y lealtad que subsisten a los sucesivos ciclos de los protagonistas. También relata cómo la sociedad respeta con naturalidad el embarazo del rey. En un escenario como el de esta novela, cambian radicalmente las percepciones sobre lo público y lo privado. No hay razones para considerar que algunas personas necesitan ser más protegidas que otras o que solo algunas deben dedicarse a proveer el hogar. No da más prestigio hablar de negocios que de mamaderas. Los roles de cuidado y afecto, tanto como los despliegues propios del mundo del trabajo y el poder corresponden a todas las personas; las instituciones y el uso del tiempo están organizados para respetar ese orden.

El mundo de LeGuin no es ni femenino ni masculino, pero tampoco carece de los valores que culturalmente asociamos a la femineidad y a la masculinidad. Todos los roles se cumplen. Los niños son cuidados, las personas se aman, el trabajo se realiza y el país se gobierna.

Llevando al límite de la ficción la difuminación de los roles de género, LeGuin incita a soñar el diseño de una sociedad que permita a los hombres participar en el mundo del cuidado y a las mujeres desplegar las alas en el mundo del trabajo y el poder. Provocador.