Mi oración por la curación.
Mi Padre en el cielo. Precioso Espíritu Santo en el interior, que a ti pertenece todo el honor y la gloria y la alabanza.
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Yo santifico mi mente, alma y cuerpo. Mi espíritu ya te pertenece.
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Aparto mi mente, alma y el cuerpo. Mi espíritu ya te pertenece.
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Reservo para tu buen uso, mi mente, alma y cuerpo. Mi espíritu ya te pertenece.
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Te confío mi mente, alma y cuerpo. Mi espíritu ya te pertenece.
Mi fe está en ti. Tu has demostrado ser fiel. Tu has sido misericordioso, amable, generoso, amoroso, cuidadoso, dedicado y un padre paciente para mí. Tu has sido mi proveedor y mi fuente. Has llenado mis necesidades. Tu, me conoces tan íntimamente como es posible, porque tu Espíritu está dentro de mí.
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Si tuviera alguna limitación, tu lo sabrías.
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Si tuviera alguna debilidad, tu lo sabrías.
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Si yo fuera verdaderamente indigno, tu lo sabrías.
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Si yo fuera imperfecto y no apto, tu lo sabrías.
Tu palabra me dice que soy precioso a tus ojos. Soy aceptado y querido. Mi espíritu está de acuerdo. Soy más que un conquistador a través de Cristo. Soy un rey y un sacerdote. Soy una criatura de Dios, heredero junto con Jesús.
Soy justo. En Cristo, el pecado ha concluido. Mis pecados ya no son un obstáculo para tu amor y aceptación en mí. Jesús hizo esto posible. Nada me puede separar de tu amor.
Como ciudadano de tu reino, no tengo nada que temer. En el reino de mi Padre, hay un solo poder, cualquier otro poder sólo existe en mi mente. Los demonios son impotentes contra mí. Puedo echar abajo y dejar de lado los llamados poderes y principados. Sólo tengo que someterme a Dios y resistir al diablo, ese ser llamado Satanás, Lucifer; la serpiente ha de huir, si yo me le resisto.
Si Dios está de mi lado, ¿qué pueden los hombres, ángeles, demonios, terroristas, mentirosos, chismosos, conspiradores, racistas, sexistas, o cualquier otra cosa hacerme a mí?
Voy a utilizar el arma espiritual con la que tu misericordiosamente me has bendecido, para derrotar cada argumento, imaginación o pensamiento que me diga que:
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La Palabra de mi Padre no es cierta.
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Que Él no ama a mí.
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Que no soy su hijo.
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Que la muerte de Jesús y su vida no fueron suficientes para sacarme del reino de la oscuridad.
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Que Dios no oye mis oraciones.
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Que incluso si Dios escucha mis oraciones, no me dará respuesta.
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Que Dios no es mi alivio y consuelo.
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Que Dios tiene cualquier cosa, menos pensamientos de paz hacia mí.
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Que mi padre no puede y no suplirá todas mis necesidades de acuerdo a sus riquezas en la gloria.
Siempre que un pensamiento venga a mi mente de que no puedo absolutamente, positivamente, completamente, sin reservas contar contigo para todas mis necesidades, voy a descartar ese pensamiento, pisotearlo, cortarlo en pedazos, molerlo hasta el polvo, quemarlo y dispersar las cenizas a los vientos.
Sólo hay un Rey en el Reino de mi Padre. Y a él le pertenece la gloria y majestad, dominio y poder, ahora y siempre.
Amén.