Poder saber si el rencor se ha marchado es muy fácil, porque hay paz y serenidad en el corazón, paz y serenidad que perduran y que no se escapan por cualquier movimiento inusitado.
Pero, para eliminar el rencor y la rabia desde nuestra mente, la clave es la humildad (la apertura del corazón) y si no se encuentra a la humildad en el corazón, será tarea muy, pero muy difícil, pretender alcanzar el Olvido.
Si recordasemos a Jesús en la cruz, en esos momentos que son nada agradables de recordar (por la dureza y por la crueldad del hombre contra el hombre) momentos en los que Jesús daba la vida por todos, tendríamos un ejemplo notable para reflexionar en este Domingo.
Jesús estaba dando su vida y perdonándolos a todos é inclusive perdonando a los que instantes antes de expirar le clavaban en la cruz, blasfemando y burlándose de Él.
Imploraba Jesús el Perdón para los soldados romanos, y perdonaba a su vez, Jesús en esa terrible cruz, a los que le infligieron sufrimientos inimaginables. Aquellos que estaban azotándole, aquellos que le maltrataban, estaban siendo perdonados, y Jesu, LO HACÍA EN EL INSTANTE MISMO y no después…
Jesús no estaba perdonando después de un tiempo de reflexión, Jesús perdonaba en el mismo momento en que estaba siendo ofendido, y a ese punto deberíamos llegar; a saber perdonar en el mismo instante en que somos ofendidos, agredidos, maltratados, humillados, olvidados, pero el orgullo y la soberbia que anidan en nuestra mente, nos impide Perdonar y Olvidar,
Necesitamos bastante tiempo decímos olvidando qué es, el Olvido que conduce al Perdón, la llave que pueder abrir las puertas del Corazón (el propio Cielo en cada Ser)
Decimos “necesitamos tiempo”, “la ofensa ha sido muy grave”, “nos hemos sentido muy mal”, incluso llegamos a decir, “ese carajo merece un castigo de Dios”
Al pensar así, demostramos no entender el sacrificio de Jesús.
Si perdonásemos con prontitud, el mundo iría muchísimo mejor, porque en el tiempo de espera que nos tomamos, el mal nos ofrece la oportunidad para que podamos pensar en la venganza y si ésta se consuma, eso sí que nos costará Olvidar y cuando consiga cicatrizar, dejará profundos surcos en el Corazón.