Sismo de 5,1 grados sacudió diversas regiones de Chile
Santiago, jul. 30 (ANDINA). Un nuevo sismo se registró esta mañana en las regiones del Biobío y La Araucanía, a cinco meses del terremoto que azotó al centro sur del país, informó el Servicio Sismológico de la Universidad de Chile.
Esta vez el movimiento telúrico fue de 5,1 grados Richter y se sintió a las 08.10 horas, 20 kilómetros al norte de Lebu, según reproduce la edición digital del diario El Mercurio.
Por su parte, la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), informó que el temblor fue percibido con una intensidad de III grados Mercalli en Cañete, Arauco, Angol, Renaico y Los Sauces.
El organismo gubernamental añadió que en Concepción, Talcahuano y Chiguayante fue de II grados y que, hasta el momento, en ninguna comuna se han reportado daños a personas ni infraestructura.
Un ruiseñor con su afinado canto inundaba la vastedad de una mañana.
Cerca, un cisne se movía sutilmente sobre las aguas de un lago; mientras un búho gris, ensimismado e imperturbable, parecía ajeno a cuanto sucedía a su alrededor.
"Pobre hermano búho. Siempre tan callado en esa rama; sin una voz bella como la mía, para cantarle a las mañanas.
¡Cuánta lástima me inspira! ¡Cuán triste y vacío se ve todos los días!" Esto pensaba el ruiseñor, mientras hacía una pausa en su canto.
Por su parte y desplegando delicadamente sus alas, el cisne se daba a pensar: "¿Qué podrá sentir un ser tan estático como aquel búho?
¿Qué cosas podrá disfrutar si no sabe deslizarse sobre el agua como lo hago yo? Me duelen la soledad y la tristeza que se reflejan en su figura.
Mas, el búho, tan sereno como siempre, desde el fondo de sí mismo se decía:
"Gracias te doy madre naturaleza, por haberme dado la posibilidad de extasiarme al contemplar cada una de tus maravillas.
Gracias por no darme una voz tan hermosa como la del ruiseñor; ya que entonces sólo tendría oídos para mi canto, y no podría escuchar los aleteos de la brisa, ni el soliloquio de las flores en las ramas.
Gracias también por no haberme otorgado una silueta y unos movimientos tan encantadores como los del cisne, pues de tanto mirar mi figura en el movedizo cristal de un lago, terminaría despreciando la verdad y la belleza de los demás seres".
Y el ruiseñor continuó cantando y cantando, y el cisne con su grácil danza, mientras el búho se sentía pleno mirando como se desdoblaba la mañana.