La Independencia se consumó en 1821, llegaron las guerras internas entre liberales y conservadores, la Reforma de Benito Juárez, la Invasión Francesa, pero el Grito se mantuvo y se fue consolidando como uno de los principales momentos de unidad en el país.
Pero fue Porfirio Díaz, gobernante de México durante 30 años (primer periodo de 1880 a 1884 y después de 1888 a 1910) el que sentó las bases de la ceremonia del Grito, con un singular detalle: lo adelantó algunas horas para que coincidiera con su cumpleaños, el 15 de septiembre.
El centenario que fue celebrado en 1910 completó el cuadro de fiestas para los mexicanos. Nos dejó una columna de la Independencia y días previos de "antojitos" y comida mexicana, para terminar con una demostración de la pirotecnia mexicana.
En familia o en multitud, con políticos de su color, en su país o en las comunidades de paisanos en el mundo, la Independencia parece brotar cada 15 de septiembre en cada mexicano para convertirse en un grito de millones que ha hecho de septiembre el mes de la patria.
"¿Qué vamos a hacer el 15? ¿Dónde vas a dar el Grito?", son las preguntas obligadas en las conversaciones y en las familias apenas terminado el mes de agosto.
Es septiembre, con el informe presidencial del 1 de septiembre, es cuando el ambiente comienza a cambiar en las ciudades y en las plazas. Los colores verde, blanco y rojo de las banderas salen de los armarios para colgarse de las ventanas de las casas y de los automóviles.
Los complejos personales se rompen ante lo que parece una necesidad de los mexicanos de mostrar su nacionalismo. El sombrero que viste al estereotipo del mexicano sentado al lado de un nopal, se coloca en el techo del automóvil, como un accesorio indispensable de patriotismo.
Los alrededores del barrio de La Merced, una zona comercial de las más populares de la capital, y el Mercado Sonora, al que los mexicanos acuden a buscar la suerte, se llenan de banderas, cornetas, adornos, huevos rellenos de harina, y "cuetes" , muchos de procedencia china y cuya posesión es un delito, y ahora de botellas de espuma para jugar con los amigos.
EL SENTIMIENTO “MEXICANO” EN LAS ESCUELAS
Mercedes Camacho, de 38 años, dedicó 59 pesos a comprar una bandera de tela, "cuetes", una corneta, un escudo de plástico para adornar su puerta, todo en los preparativos para la "noche mexicana".
Para el 13 de septiembre, el sentimiento "mexicano" se inflama en las escuelas con la historia de los "Niños Héroes", aquellos seis cadetes del Colegio Militar que en 1847 defendieron hasta la muerte el Castillo de Chapultepec del ejército estadounidense.
Juan Escutia prefirió la muerte al tirarse al vacío enrollado en la bandera antes que verla capturada por los gringos. Nada más nacionalista que su vida.
Y entonces llega el 15 de septiembre. Cientos de miles de personas se dirigen a las plazas para vivir la fiesta, para participar de una fiesta que está en cada presupuesto de gobierno municipal.
Danzantes, mariachis, puestos de comida típica y como actor central, una campana que harán sonar para corear los "¡Viva México!".
Muchos más se quedan en casa, donde se prepara una cena mexicana con un menú en el que puede elegirse entre una variedad como el pozole, pancita, tostadas, tacos, tamales, sopes, pambazos, quesadillas, chiles en nogada, y sin faltar los dulces típicos como las alegrías, las pepitorias, la calabaza, el camote, los higos.
Los puestos donde se vende carne de cerdo son los más visitados en estos días, al ser este animal el ingrediente básico de muchas de los platillos, desde el pozole hasta los tamales.
El tequila siempre es el aperitivo de la jornada, y si llega con música mexicana al son del mariachi como el "México lindo y querido", siempre es mejor.
Apenas una pausa para constatar el grito por la televisión, para seguir con la cena. Un platito de pozole, maíz cocido con carne de cerdo, adornado con lechuga, rábano y cebolla, otra vez los tres colores de la bandera y unas tostadas de maíz. Esa noche, todo huele y sabe México.
Los tamales -masa de maíz envuelta en hojas de elote- se preparan con salsa verde, salsa roja, y con queso, acompañados de un atole de masa o, si se quiere de una ponche de frutas con un toque de tequila.
Ya en la mañana del 16 de septiembre, llega el colofón de la fiesta con la Parada Militar que cruza el zócalo de la capital mexicana para saludar al presidente y cruza las calles con los nombres de los principales héroes mexicanos.