La oscuridad más terrible no es la que te rodea,
sino la que te habita.
Y la luz más bella, no es la que te ilumina desde afuera, sino la que se asoma en tus ojos desde adentro.
No exijas más luz que la necesaria para ver lo necesario, ni más camino
que para andar esta jornada.
El camino más malo, no es tan malo, si por él vas a tu meta.
Y el camino más bueno,
no es tan bueno, si por él no llegas a tu destino.
No sabrás si hay luz mientras tus ojos no se hayan abierto, ni sabrás si hay camino,
mientras tus pies no hayan andado.
Si arde encendida la lámpara de tu interior, caminarás en la luz en medio de las tinieblas.
Si tu lámpara interior se apaga,
en medio de la luz, caminarás a oscuras.