CON LA HUMILDAD...
La terquedad no es una virtud.
Siempre habrá alguien que sepa algo más que yo.
Siempre habrá alguien que haga algo mejor que yo.
Siempre habrá alguien que hable mejor que yo.
Necesito humildad para aprender a discernir entre lo que realmente es correcto de lo que pienso que es correcto.
Una de las claves es aprender a experimentar nuevas ideas y nuevos planes.
Y, si realmente falla, entonces, con una sonrisa en el labio y con la humildad de alguien que ya experimentó todo, puedo sugerir una nueva idea, sin el sentimiento de revancha.