El rostro "pintado" siempre ha provocado fascinación.
A principios del siglo XX había 100.000 ejemplares de tigres en el mundo. Hoy se trata de una población reducida de entre 5.000 y 7.000 ejemplares, según las cifras más optimistas.
El más enigmático de los felinos, que habita en este planeta desde hace dos millones de años, se extingue víctima de la caza furtiva, los cambios medioambientales y la fragmentación de la población.
La caza furtiva esquilma la población del felino más enigmático.
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El Centro de Información sobre el Tigre estima que en India, donde habita la mayor parte de la población de este felino, cada día muere un tigre a manos de cazadores furtivos.
Sus cuerpos son desmembrados y huesos, bigotes y colmillos son vendidos en el mercado negro por altas sumas de dinero.
Muchos de los cuerpos se destinan a crear preparados de la medicina tradicional china, para la que el tigre tiene poderes de curación especiales.
Medio hostil
Otro de los problemas para la supervivencia del gran felino es el deterioro del habitat natural en el que ha vivido durante siglos.
En Asia, debido a la deforestación, los tigres no encuentran el espacio que necesitan para vivir, cazar y procrear. Como consecuencia de ello, muchas veces atacan las granjas cercanas, acabando con el sustento de quienes viven en ellas, y a veces con las personas mismas.
Muchos tigres nacen con defectos y mutaciones.
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Algunos granjeros se ven obligados a matar tigres para sobrevivir.
La proliferación de granjas y pueblos en zonas que fueron tradicionalmente el hogar del tigre ha tenido consecuencias nefastas para la reproducción y la salud de la población felina.
Los grupos quedan separados por los efectos de la urbanización y la reproducción se limita a las mismas hembras y machos de pequeñas manadas, provocando generaciones de cachorros con defectos de nacimiento o mutaciones que les impiden llegar a la edad adulta.
Políticas de protección
En 1998, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, firmó un acta internacional para ilegalizar la venta de productos extraídos del tigre y del rinoceronte.
Sin embargo, varias organizaciones no gubernamentales han denunciado la habitual venta de restos de animales en tiendas especializadas en Estados Unidos y Europa.
Según Stuart Chapman, del Fondo Mundial para la Naturaleza, "todos los gobiernos dicen lo que deben, pero casi nunca lo hacen".
El mercado ilegal de partes de animales existe en todo el mundo.
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Por su parte, las multinacionacionales mantienen por un lado fondos de protección para especies en extinción y por otro continúan edificando y explorando en áreas de gran importancia ecológica.
Organismos como la Patrulla Global por el Tigre asesoran a los gobiernos sobre cómo proteger a sus especies y como implementar la legislación internacional en defensa del tigre.
Según los expertos, del éxito de estas políticas depende que tanto los países que albergan a los felinos como los que consumen los productos vendidos en el mecado negro, tomen conciencia de la gravedad de la situación.
De las ocho especies de tigres que un día poblaron la tierra, tres están ya extintas: el tigre de Bali, el tigre del Caspio y el tigre de Java.
El mítico tigre de Bengala, el más grande de los felinos, ha quedado reducido a poco más de 3.000 ejemplares.
Y el renombrado tigre de Sumatra cuenta con tan sólo 400 ejemplares vivos en su hábitat natural.
Perdido para siempre
Los especialistas advierten que, una vez extinta, sería imposible reinstaurar la especie en su hábitat natural por sus complejas características biológicas.
No es sólo que los tigres aprendan a cazar y a sobrevivir en la naturaleza de sus madres sino que, como especie, son parte integral de su hábitat hasta el punto en que no pueden sobrevivir uno sin el otro.
Sin las espesas junglas indias, sin los bosques de abedules de Siberia, sin los pantanos asiáticos, la supervivencia del tigre será poco problable.