Las acllas: escogidas pero cautivas
En el quechua de los Inkas Acllahuasi significa “La Casa de las mujeres escogidas” y eran recintos ubicados en las principales ciudades que albergaban a las mamaconas y acllas, mujeres escogidas por el Estado Inkas.
Estas mujeres desempeñaban importantes actividades al servicio del Estado, como hilar, tejer, cocinar y preparar chica para las divinidades, el soberano y los personajes de la elite. Eran diestras tejedoras, de cuyas manos nacieron los más finos y elaborados textiles del Tawantinsuyu.
Las acllas, sometidas a un régimen de alta producción textil sustentaban el sistema incaico, el cual, para lograr sus objetivos, les imponía un solterío obligado mientras permanecieran encerradas, sin libertad para tomar un marido, oprimiendo sus impulsos sexuales humanos. Y si alguna incurría en esta falta, se le aplicaba penas severísimas. Vivían dentro de medidas muy rigurosas, consagradas a las ocupaciones programadas por el Estado, en pleno aislamiento y castidad hasta que el poder dispusiese lo contrario.
Sus instintos los adormecían mediante un intenso trabajo y la ejecución de piezas concernientes al arte musical y rítmico (danza). Existían grupos de acllas que únicamente se dedicaban a esto último.
Sin embargo, es imposible tipificarlas como esclavas, por cuanto en los acllahuasis gozaban de bastantes comodidades y porque allí permanecían encerradas hasta ñustas y pallas (princesas y grandes señoras) de la casta inca. A lo más podríamos llamarlas mujeres cautivas. Entraban niñas y se las sacaba adolescentes y/o adultas para regalarlas a hombres que habían reunido méritos en acciones en pro del sapainca y del Estado. El mismo soberano seleccionaba también entre las acllas a sus esposas secundarias. Y por cierto que había un grupo a quienes se les respetaba su virginidad, quedando enclaustradas toda su vida con el nombre de mamaconas, mujeres expertas para instruir a otras. Vivían en medio de un nivel económico y social muy alto.
En el quechua de los Inkas
Acllahuasi significa “La Casa de las mujeres escogidas” y eran recintos ubicados en las principales ciudades que albergaban a las mamaconas y acllas, mujeres escogidas por el Estado Inkas.
Estas mujeres desempeñaban importantes actividades al servicio del Estado, como hilar, tejer, cocinar y preparar chica para las divinidades, el soberano y los personajes de la elite. Eran diestras tejedoras, de cuyas manos nacieron los más finos y elaborados textiles del Tawantinsuyu.
Las acllas, sometidas a un régimen de alta producción textil sustentaban el sistema incaico, el cual, para lograr sus objetivos, les imponía un solterío obligado mientras permanecieran encerradas, sin libertad para tomar un marido, oprimiendo sus impulsos sexuales humanos. Y si alguna incurría en esta falta, se le aplicaba penas severísimas. Vivían dentro de medidas muy rigurosas, consagradas a las ocupaciones programadas por el Estado, en pleno aislamiento y castidad hasta que el poder dispusiese lo contrario.
Sus instintos los adormecían mediante un intenso trabajo y la ejecución de piezas concernientes al arte musical y rítmico (danza). Existían grupos de acllas que únicamente se dedicaban a esto último.
Sin embargo, es imposible tipificarlas como esclavas, por cuanto en los acllahuasis gozaban de bastantes comodidades y porque allí permanecían encerradas hasta ñustas y pallas (princesas y grandes señoras) de la casta inca. A lo más podríamos llamarlas mujeres cautivas. Entraban niñas y se las sacaba adolescentes y/o adultas para regalarlas a hombres que habían reunido méritos en acciones en pro del sapainca y del Estado. El mismo soberano seleccionaba también entre las acllas a sus esposas secundarias. Y por cierto que había un grupo a quienes se les respetaba su virginidad, quedando enclaustradas toda su vida con el nombre de mamaconas, mujeres expertas para instruir a otras. Vivían en medio de un nivel económico y social muy alto.