ALENTANDO A LOS DEMÁS
Si estás necesitando que alguien te aliente, empieza alentando tú mismo a alguien. Nada puede animarte más que tus propios esfuerzos por motivar a otro.
Recuerda aquellos momentos que guardas dentro de tí con más cariño.
Y verás que los mejores días han sido aquellos en los que te has brindado, tí mismo, con la mayor generosidad.
Enfocarte sólo en tus propios problemas y desafíos te coloca en un estado de ánimo negativo y muy poco productivo. Sin embargo si centras tu atención en ayudar a los demás con los desafíos que deben enfrentar te vuelves, naturalmente, más positivo y efectivo.
Cuando empieces a sentir lástima de tí mismo reenfoca esa energía.
Transfórmala en compasión por los demás. Siempre hay algo que puedes hacer para estimular a quienes te rodean. Y es a la vez una manera segura y confiable de levantarte el ánimo.
Ofrece la motivación que a tí te gustaría recibir. Y la recibirás multiplicada por dos.
De la red