Los animales se ríen como los humanos
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(Varios medios) La risa apareció en el rostro del ser humano antes de que hablara y no es exclusiva de los hombres, pues esa expresión de felicidad existe en otros animales, según un estudio divulgado ayer por la revista Science.
Como prueba de sus afirmaciones, el psicólogo Jaak Panksepp señala que los circuitos neurológicos de la risa existen en las regiones más antiguas del cerebro, cuya estructura es compartida por muchos animales.
Además, añade, había formas de risa y juegos en otros animales miles de años antes de que el ser humano apareciera con sus carcajadas y, después, con su expresión oral.
Por otra parte, según el científico del Centro de Neurociencias de la Mente y el Comportamiento del Departamento de Psicología de la Universidad de Northwestern, los últimos estudios con ratas, perros y chimpancés proporcionan pruebas concluyentes de que la risa y la alegría no sólo son disfrutadas por los seres humanos.
"Tal vez sea hora de que la neurociencia acepte que los animales son capaces de muchos sentimientos emotivos", señala Panksepp en el informe sobre su estudio.
Como prueba de que la risa antecede a la palabra, el científico cita el caso de los niños que ríen y gritan de alegría cuando todavía están en pañales y no han comenzado a expresarse oralmente.
Ratas mimosas y otras curiosidades
Los jóvenes chimpancés emiten fuertes jadeos y chillidos mientras juegan a perseguirse unos a otros.
También durante sus juegos, las ratas producen sonidos que algunos científicos asocian con sensaciones emotivas de carácter positivo.
Cuando se les hace cosquillas a las ratas en forma de juego, ellas se muestran socialmente ligadas a los humanos y parecen rápidamente condicionadas a buscar esas cosquillas, explica el neurólogo estadounidense en Science.
Además sugiere que los chillidos podrían ser provocados por los circuitos nerviosos del cerebro que liberan el neurotransmisor dopamina.
Estos circuitos de dopamina también se "encienden" en el cerebro humano durante situaciones divertidas.
"Este conocimiento nos puede ayudar a revelar cómo el bromear emergió en las regiones expansivas superiores de nuestro cerebro", advierte el científico.
"Aunque nadie ha investigado la posibilidad de que exista el concepto de humor en las ratas, de existir estaría probablemente fuertemente ligado con la bufonada", especula Panksepp.
Otros investigadores prefieren ver a la risa y la alegría con características puramente humanas.