Cuando de piernas se trata, la celulitis es sin duda el mal que más angustia a las mujeres. Sin embargo, existen otros dos padecimientos que suelen copar las consultas de los especialistas: las várices y los edemas.
Alfredo Arriagada, cirujano vascular de Clínica Alemana, define a las primeras como "dilataciones de ramas de la red venosa superficial de las extremidades" y, según explica, surgen a raíz de una falla valvular que a su vez produce un reflujo hacia la zona inferior del cuerpo.
Por desgracia, las várices afectan a las mujeres mucho más que a los hombres -"en una proporción más o menos de cuatro a uno", afirma el médico- y el factor que más incide en su aparición es el genético-hereditario, es decir, si ambos padres las tienen, lo más probable es que sus hijas también las padezcan.
Sin embargo, las mujeres presentan además otras condiciones que favorecen la aparición de las várices. La primera de ellas son los embarazos, los que -señala Arriagada- a causa de la subida de peso, aumentan la presión sobre las piernas y, como consecuencia, hacen que el sistema venoso de esas extremidades se vea sobreexigido.
Una segunda condición es el sedentarismo. "En general (las mujeres) no han sido en toda su vida muy afines al ejercicio físico, entonces habitualmente tienen un mal desarrollo de la musculatura de las piernas. Y ésta es una ayuda importante para que el reflujo no se produzca y haya un mejor drenaje venoso", sostiene el cirujano vascular.
Lamentablemente, quienes crean que empezar a practicar deporte de manera intensa hará que las várices desaparezcan, están en un error, ya que cuando éstas han surgido significa que la fibra elástica cedió y no hay forma de que regrese a su tamaño original. "Ahí hay que actuar de acuerdo a dónde esté la falla, cuál fue la causa (de las várices) y tratarla", afirma Alfredo Arriagada.
Los edemas son el otro motivo por el que las mujeres recurren frecuentemente a los especialistas, alegando síntomas como dolor, cansancio, pesadez o calambres. Su origen muchas veces responde a una mala musculatura de las piernas, pero también surgen por factores hormonales, ya que sobre todo en la época del período menstrual, las mujeres tienden a retener un poco más de líquido, lo que congestiona la zona de la pelvis y finalmente repercute en las piernas.
No obstante, también existen edemas "un poco más complicados", a juicio del cirujano vascular. Es el caso de los linfáticos, que afectan a las mujeres que nacen con un mal drenaje, o bien que han sufrido algún trauma o infección en sus extremidades. "En el fondo hay una retención de líquido linfático (...) y en esos casos, el tratamiento a veces es un poquito más difícil", explica el especialista.
Los edemas se pueden tratar, pero también pueden repetirse o agravarse, por ejemplo, debido al calor, el cual hace que haya una mayor dilatación, por lo que los flujos venosos y linfáticos se vuelven más lentos. Por esta razón, los casos de edemas suelen aumentar durante la temporada de verano.
Recomendaciones prácticas
Para evitar tener que batallar contra várices y edemas, el doctor Alfredo Arriagada entrega algunas sugerencias fáciles de seguir. Aquí están:
1.- Cuidarse en los embarazos: Según el médico, lo peor son los malos embarazos, es decir, aquellos donde la futura madre no realiza actividad física, aumenta excesivamente de peso, espera un bebé grande (sobre los cuatro kilos) o presenta un embarazo gemelar. "Todas esas situaciones empeoran la función venosa de las extremidades", asegura.
2.- No subir excesivamente de peso: "No es que el sobrepeso cause las várices, pero es un factor que colabora", dice el especialista.
3.- Hacer deporte: Cualquier ejercicio es una ayuda. "Pilates, spinning, nadar, lo que quieran", sostiene Arriagada. Las caminatas también son muy útiles.
4.- No al sedentarismo: "Sentarse frente a un computador cinco horas al día es muy malo", advierte el cirujano vascular, y explica que si bien la presión que se produce en las piernas es menor, éstas de igual manera están en posición vertical. Ni hablar de aquellas mujeres que deben pasar todo el día de pie. En estos casos, el consejo es activar la circulación venosa mediante el movimiento. "Levantarse en el antepie (empinarse) es un excelente ejercicio que incluso puede hacerse sentado, ya que se contrae la musculatura de la pantorrilla y eso favorece el flujo de retorno venoso", propone.
5.- Elevar las piernas: Si moverse en el trabajo resulta imposible, otra opción es llegar al hogar y poner las piernas en altura, ya sea apoyándolas sobre cojines o sobre el respaldo de la cama. "Con 10 ó 15 minutos es suficiente, porque ahí se produce un drenaje espontáneo que alivia la presión y el cansancio", señala el especialista.
6.- Usar soportes elásticos o medias compresivas: Según explica el médico, éstas comprimen toda la circulación superficial, evitando la dilatación de las redes venosas, y ayudando a que el flujo sanguíneo suba de forma más ágil y rápida. El resultado: las piernas se hinchan menos y no se sienten tan cansadas.
7.- Masajes: Aunque su oferta es muy común en los centros de estética, Alfredo Arriagada advierte que su utilidad sólo es real en los casos de los edemas que han sido diagnosticados como linfáticos. "Ahí tiene un rol importante el masaje, ya sea manual, quinesiológico o incluso mediante máquinas", asegura. Por esta razón, el cirujano vascular plantea que es importante evaluar muy bien el origen del problema y corregir los factores que lo han producido.