Un gerente encontró a dos hombres muy torpes durante un día de entrevistas de trabajo. Le dio a cada uno de ellos una tarea.
Más tarde, los hombres se encontraron en una pizzería para comparar sus notas.
- ¡Oye, qué gerente más estúpido! -exclamó el ignorante número uno-. Me dio un billete de cinco dólares y luego me dijo que fuera a comprarle un Porsche. ¡El tonto no me dijo de qué color lo quería!
- Crees que eso es malo -replicó el ignorante número dos-, estábamos haciendo la entrevista en la sala de conferencias, y me dijo: “Ve hasta mi oficina, y fíjate si estoy allí, si no estoy vuelve y dímelo”. ¡Qué imbécil! Había un teléfono en la sala de conferencias. Pudo haber llamado a su oficina para ver si estaba allí. ¡No debió haberme enviado a ver!
El número uno sacudió la cabeza con tristeza.
- Me alegraré si no obtengo este trabajo. ¿Quién quiere trabajar para un idiota?
- Te comprendo -dijo su compañero.
Volviéndose a la mesera, el primer hombre pidió una pizza con salame.
- ¿Le gustaría que se la cortara en ocho o seis porciones?
- Mejor en seis -replicó el segundo hombre-, no tenemos tanta hambre como para comer ocho.
El buen humor hace todas las cosas tolerables.
Proverbios 17:22
El corazón alegre constituye buen remedio.