Un primer acercamiento para comenzar un diagnóstico de cómo está nuestra autoestima sería escribir en un recuadro con tres columnas lo siguiente:
Yo soy
Yo creo que soy
Me han dicho que soy
Este recuadro nos va a ayudar mucho a identificar lo que nos corresponde, y a tirar creencias inadecuadas y máscaras impuestas por los demás.
Algo que resulta crucial para aumentar nuestra autoestima es aprender a estar en contacto con nuestra niña interior como si nos uniéramos a nuestra propia semilla, sanando sus heridas y cuidando siempre de ella con cariño y atención.
La niña que existe dentro de nosotras puede darnos la alegría de vivir, el empuje y las ganas para salir adelante si la tenemos presente, por ejemplo, colocando su foto en nuestro tocador. Hay quien incluso duerme con una muñeca o un animal de peluche, para estar en contacto consigo diariamente.
Otro ejercicio muy útil para reprogramar nuestra autoestima consiste en identificar cómo nos suena nuestro nombre (nos guste o no) y darle una calificación.
1. Repasa tu nombre en voz alta varias veces. Anota tus sensaciones y dale una calificación de cero a diez.
2. Cierra los ojos y permite que aparezca una imagen con el sonido de tu nombre. Fíjate muy bien en la claridad u oscuridad de la imagen, si ésta tiene movimiento, colores o no, en qué parte de tu cuerpo la sientes, qué sonidos y volumen la acompañan.
3. Muévete, sacude tu cuerpo y regresa al lugar original desde donde comenzaste a hacer el ejercicio.
4. Evoca el momento más feliz de tu vida como si lo vieras, lo oyeras o sintieras aquí y ahora. Comienza a escuchar tu nombre a lo lejos como un canto celestial, con la música que más disfrutas y te hace sentir a gusto y en paz contigo misma.
5. Regresa a la imagen y al sonido original de tu nombre, pero ahora dale movimiento, color, brillo, intensidad, volumen, música. Haz que esa sensación de calorcito invada todo tu cuerpo y disfruta con todos tus sentidos esa sensación. Vuelve a dar un valor a tu nombre, del cero al diez. Date cuenta que hoy, aquí y ahora ya te quieres más y cada vez más.
Independientemente de tu historia personal y de las etiquetas que creas tener, recuerda que aquí y ahora puedes perdonar, reprogramarte y sanar a conciencia, con disciplina y en un camino hacia el crecimiento personal, que merece tanta o más atención que cualquier otro aspecto de tu vida. Porque aprender a quererte es el primer paso para aprender a querer a los demás en serio y ser feliz.
Mònica