Estamos en Semana Santa y una de las tradiciones más características de esta época son los ‘Huevitos’ de Pascua. Cada domingo de resurrección los compramos, escondemos y hacemos que nuestros niños se diviertan buscándolos, pero ¿de dónde proviene esta tan particular tradición?
Durante muchos años, estuvo prohibido comer en Cuaresma. Se impedía que la gente comiese carne y huevos. Por esta razón, cuando llegaba el día de Pascua la gente comía en familia grandes cantidades de estos alimentos, además de entregarlos como regalo a amigos, vecinos y conocidos.
En la época de la Edad Media, una de las tradiciones era que el día de pago de los censos feudales fuese el domingo de Pascua, el método de pago era con huevos.
Reinaba el ambiente festivo, las iglesias mostraban su espíritu de Pascua colgando banderas en su estructura. Los jóvenes llevaban colgados de su cuello un cesto lleno de huevos. La colecta se destinaba para ayudar a los hospitales de leprosos y los más pobres.
La idea de pintar los huevos para luego venderlos se adoptó en la época del Rey Luis XIV.
Para los siglos XVII y XVIII a la salida de la misa de domingo de resurrección, se ofrecían al monarca huevos dorados y decorados artísticamente.
Originalmente, los huevos de pascua se pintaban con colores brillantes para representar la luz del sol en la primavera. Fueron utilizados en competencias o dados como regalos.
Así, en la historia el huevo ha sido un símbolo muy importante entre los sectores más primitivos, hasta transformarse en la actualidad en una de las tradiciones más celebradas en la Semana Santa.
Sobre el Conejito de Pascua
El conejo de Pascua no es un tan actual como se piensa, tiene su origen en las celebraciones anglo sajonas pre-cristianas. Es un animal muy fértil que representaba el símbolo terrenal de la diosa Eastre, a ella quien se le dedicaba el mes de abril.
Cuenta la historia que, en la época, los niños construían nidos en lugares apartados de su hogar, para que el conejito pusiera sus huevos. Con esto, se inicia una tradición de construir cestas más elaboradas para poner los huevos. Más tarde empezaría la tradición de construir elaboradas cestas para poner los huevos.
Hay otras historias sobre el conejito de Pascua, como la que dice que la responsable de todo fue una mamá que pintaba huevos para sus hijos en época de Pascua. Un día, esta mamá los escondió en distintos nidos para que sus hijos los buscaran. De uno de estos nidos saltó un conejo, hecho que hizo creer a los niños que había sido el animal quien regalaba los huevos.