Pingüino
Ni bobo ni niño ni negro ni blanco sino vertical y una inocencia interrogante vestida de noche y de nieve. Ríe la madre al marinero, el pescador al astronauta, pero no ríe el niño niño cuando mira al pájaro niño y del océano en desorden inmaculado pasajero emerge de luto nevado. Fuii yo sin duda el niño pájaro allá en los fríos archipiélagos: cuando él me miró con sus ojos, con los viejos ojos del mar: no eran brazos y no eran alas eran pequeños remos duros los que llevaba en sus costados: tenía la edad de la sal, la edad del agua en movimiento y me miró desde su edad: desde entonces sé que no existo, que soy un gusano en la arena. Las razones de mi respeto se mantuvieron en la arena: aquél pájaro religioso no necesitaba volar, no necesitaba cantar y aunque su forma era visible sangraba sal su alma salvaje como si hubieran cercenado una vena del mara amargo. Pingüino, estático viajero, sacerdote lento del frío: saludo tu sal vertical y envidio tu orgullo emplumado.
Pablo Neruda - Arte de Pájaros
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