AGRADECE Y SONRÍE...
Agradece cada día cuánto eres y cuánto tienes...
y sonríe, porque Dios te sigue paso a paso
desde tu primer suspiro hasta el último,
y nada de lo tuyo escapa a su mirada y a su ternura.
Sonreír es mirar a las personas con los ojos de Dios.
La sonrisa es el reflejo del lado tierno de este mundo.
Sonreír es olvidarse de uno mismo en beneficio de los demás.
La alegría anula las distancias y limpia de egoísmos nuestros días.
Un puñado de alegría vale toneladas de tristeza.
Pocas cosas hacen mejor al espíritu del ser humano que la alegría.
La alegría es el regalo que Dios nos da a los hombres
para adornar un mundo con sonrisas colgadas en todos los balcones.
D/A