Autoconocimiento y realización
Resulta extraño que pongamos tanto empeño en las cosas exteriores y no nos preocupemos de las interiores.
Para conseguir el autoconocimiento el ser humano tiene que salir de su concha de caracol y contemplarse desapasionadamente.
Empleo un notable esfuerzo en mantenerme físicamente sano.
¿Pongo el mismo empeño en conocer mi alma?
El autoconocimiento es de un valor incalculable, pero pretendemos conseguirlo sin esfuerzo.
La riqueza, la fama, etcétera, carecen de valor, pero estamos dispuestos a sacrificarlo todo por obtenerlas.
Quien no se conoce a sí mismo está perdido.
Lo que somos, nosotros mismos lo hemos hecho Cuanto mejor conoce el ser humano su yo, tanto mayor es su progreso.
Una persona no debe nunca reprimir su voz interior, ni siquiera cuando está solo.
La percepción es ciega si no está iluminada por la razón.
El ser humano crece cuando conoce la verdadera naturaleza de su yo.
Vivir de otro modo conduce a la ruina.
¿Cómo puede preservar y proteger algo en la vida quien no ha comprendido el verdadero valor del yo y no lo defiende?
Si todos fuéramos maestros,
¿quiénes serían entonces los discípulos?
¡Seamos todos discípulos!
Aprendamos a conocrenos. aceptemos nuestros errores y tratemos de enmendarlos.
El ser humano acostumbra a olvidarse de sus propias faltas y a ver las de los demás. Lo cual, naturalmente, tan sólo ocasiona decepciones y disgustos.
No queremos ver nuestras propias faltas, pero observamos con alegría las de los demás.
Esta actitud no produce más que desdicha.
No es ciego quien ha perdido la vista, sino quien encubre sus faltas.
Del mismo modo que no podemos ver nuestra propia espalda, sino que sólo pueden verla los demás, así tampoco podemos ver nuestras faltas.
¿A qué debemos dar crédito: al elogio o al reproche?
Tal vez ni el uno ni el otro sean merecidos.
Somos lo que somos. Y no ganamos nada sabiendo
o creyendo saber qué es lo que somos.
Lo único que verdaderamente importa es cumplir con el deber.
No reconocer los propios errores significa volver a repetirlos y cometer el pecado añadido de encubrirlos.
Un error sólo deja de serlo cuando se rectifica. Si se encubre, se encona como un absceso y acaba convirtiéndose en un peligro.
Es asombroso comprobar hasta qué punto es capaz el ser humano de engañarse a sí mismo.
Cuando el ser humano se conoce a sí mismo está salvado.
El ser humano es la imagen de sus pensamientos.
Quien analiza la rama y se olvida de la raíz se engaña.
No buscas fuera de ti lo que está en tu interior.
De "QUIEN SIGUE EL CAMINO DE LA VERDAD NO TROPIEZA"
Mahatma Gandhi