NO ME INTERESA...
No me interesa saber a qué te dedicas,
quiero saber qué es lo que añoras y si te
atreves a soñar o alcanzar lo que tu corazón ansía.
No me interesa saber qué edad tienes, quiero saber si
te arriesgarás a parecer un loco por amor,
por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa saber qué planetas están cuadrando tu luna,
quiero saber si has tocado el centro de tu propia pena,
si has estado abierto a las traiciones de la vida.
O te has vuelto marchito y cerrado por miedo a más dolor.
Quiero saber si te puedes sentar con dolor, tuyo o mío,
sin moverte para esconderlo, diluirlo o arreglarlo.
Quiero saber si puedes estar con alegría, tuya o mía,
y si puedes danzar libremente y dejar que el éxtasis
te llene hasta las puntas de los dedos de tus manos
y de los pies, sin advertirnos de ser cuidadosos,
ser realistas o recordar las limitaciones de ser humano.
No me interesa si la historia que me estás contando es
verdad, quiero saber si puedes desilusionar a otros
por ser sincero contigo mismo, si puedes resistir la
acusación de traición y no traicionar a tu propia alma.
Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto confiable.
Quiero saber si puedes ver belleza hasta en los días feos,
y si puedes nutrir tu vida desde la presencia de Dios.
Quiero saber si puedes vivir con fallas, tuyas y mías,
y todavãía pararte en la orilla del lago y gritar a
la luna llena plateada... ¡SÍ!
No me interesa saber dónde vives, ni cuánto dinero tienes.
Quiero saber si te puedes parar después de una noche
de pena y desesperación, débil y moreteado hasta los
huesos, y no obstante hacer lo que debes y
necesitas hacer y seguir adelante.
No me interesa saber quien eres, ni por qué estás aquí.
Quiero saber si te puedes parar en el centro del fuego
conmigo sin encogerte. No me interesa dónde, qué,
o con quién has estudiado, quiero saber si te sostienes
desde adentro cuando todo se cae a tu alrededor.
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo
y si verdaderamente disfrutas la compañía que mantienes
en tus momentos de soledad.
Khalil Gibran