Accidente aéreo en Juan Fernández
La bandera chilena, a media asta durante este duelo nacional, simbolizará nuestro dolor y nuestra gratitud hacia ellos.
Lunes, 05 de Septiembre del 2011
Hace un año y medio, Chile se movió. El centro sur fue azotado por un megaterremoto, cuyos efectos aún sentimos. Este fin de semana, Chile se conmovió –y lo seguirá haciendo en los próximos días- debido a un impactante y terrible accidente aéreo, relacionado directa y trágicamente con aquel terremoto/maremoto desolador.
Veintiún chilenos, unidos a entidades públicas y privadas, así como a un medio de comunicación, TVN, perecieron en ese accidente. Integraban una armoniosa representación del sentimiento solidario que atraviesa a nuestra patria de tanto en tanto y, como en aquel 27/F y sus ecos, se ponía en marcha, a un año y medio, para testimoniar que lo malo estaba ahí, de alguna forma, pero que la unión, el tesón y el optimismo estaba permitiendo salir adelante, en este caso, en el archipiélago Juan Fernández, que fue gravemente afectado por el tsunami.
Nos duele la pérdida de ese equipo de gente maravillosa. Iban con una misión: reactivar, a través de la comunicación, un enlace mental y afectivo de los chilenos con esos isleños tan afectados por el 27/F. La Fuerza Aérea puso lo suyo, avezados profesionales del aire y su avión; la Fundación Desafío Levantemos Chile, no sólo a profesionales, sino nada menos que a su líder, el admirable empresario Felipe Cubillos; Televisión Nacional, su equipo de comunicadores y técnicos y el Ministerio Consejo Nacional de la Cultura, también sus profesionales.
Sin embargo, algo falló. El golpe fue enorme, devastador en el corazón de los chilenos. Hasta el Papa envió sus condolencias, así como muchos gobernantes de otros países.
Lo sucedido nos golpea, porque era un conjunto de organismos y personas que por sí mismas y ahora unidos estaban haciendo un trabajo esforzado por darle ánimo a Chile tras esta catástrofe de febrero del 2010 y, ahora, le correspondía a Robinson Crusoe, ese archipiélago donde el tsunami se llevó la vida de 16 isleños. De ellos, sólo seis aparecieron. Otros 10 siguen desaparecidos. Ahora, se han sumado los de esta tragedia aérea.
El país ha perdido a un comunicador excepcional, que llenó ese espacio de confianza y calidez emocional que tanto se necesita para comunicar, no sólo informar. Nacido en 1966, en 1990 entra al mundo de la televisión, junto con el arribo de la democracia. Se atrevió a mostrar sus afectos en lo ideológico y político, en este caso, por ejemplo, apoyando a las candidaturas de Michelle Bachelet y Eduardo Frei. Estuvo evidentemente contra Hidroaysén y hace poco, grabó un video de respaldo al movimiento estudiantil. Su talento lo llevó en acelerado ascenso, llegando en 1998 a crear un personaje, Luciano Bello, mostrando una nueva veta de su talento. Al año siguiente, se integra al exitoso matinal Buenos Días a Todos de Televisión Nacional. Desde el 2004 es el hombre ancla del canal y llega pronto a tener sus propios espacios estelares. En el 2009 y el 2010 anima el Festival de Viña del Mar. Pareciera que la cúspide estaba alcanzada, pero podía dar más, mucho más. Era creíble, empático y una larga serie de características que ahora se echarán de menos, generando un vacío difícil de cubrir. A él se agrega la pérdida de otro Felipe notable, el empresario Felipe Cubillos, quien descolló tras el terremoto, porque, lejos de lamentarse y tratar de preocuparse de lo propio, como casi todo el mundo, se dedicó con ahínco, proactividad y singular y contagioso entusiasmo a generar y buscar recursos para la reconstrucción de infraestructura. Todo Chile vio cómo se activaba e iba generando nuevos proyectos, con una calidad y rapidez asombrosa, poniendo en jaque al ritmo y efectividad del Gobierno y muchas instituciones, sin ánimo de competencia, sino sólo creyendo fielmente que eso era lo que debía hacer en esta coyuntura tan demandante. Más allá de su propia obra, nos queda como ejemplo de acción, de un empresario que sale de sí mismo para brindarse con amor al prójimo para mejorar la calidad de vida de los que más lo necesitan. A ambos, sumamos esos aviadores, efectivos de la FACH, del Consejo de la Cultura, de Televisión Nacional y de la Fundación Desafío Levantemos Chile, que perecieron o están desaparecidos, todos de primer nivel y reconocida experiencia y trayectoria. Por todos, elevamos hoy nuestra plegaria.
La bandera chilena, a media asta durante este duelo nacional, simbolizará nuestro dolor y nuestra gratitud hacia ellos. No los olvidaremos, porque murieron también cuando iban unidos por la solidaridad.