EL PADRE NUESTRO
En la oración del Padre nuestro Cristo condensó toda la verdad en una forma magnífica y magistral, con la esperanza de que los hombres la rezasen y la meditasen instalándola en su alma.
"PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO"
Existe un creador, dueño del cielo y la tierra, y de todo el universo.
En el cielo reside Dios, ese Dios que Moisés y los profetas del Antiguo Testamento lo describieron como un fuego devorador, ante quien había que temer, porque "el temor del Señor es el principio de la sabiduría."
Después llegó Cristo y nos presentó a Dios como nuestro Padre.
Cristo vino a reemplazar el temor por el amor.
En lugar de tener miedo de aquel Dios, el hombre lo ama como su Padre celestial, y si él está en el cielo, nosotros también podemos estar, porque allí donde esté el Padre también estarán sus hijos.
Sólo debemos tener fe y creer en él y su hijo, el Cristo.
"SANTIFICADO SEA TU NOMBRE"
Dios tiene pués un nombre que debemos conocer para santificarlo. Su nombre es Yahwéh.
Santificar su nombre es llenarlo de luz, de la pura luz que brilla en el espíritu.
Debemos santificarlo en nosotros mismos, para vivir en la alegría de poder iluminar todo lo que poseemos y queremos.
Pero repetir, santificado sea tu nombre sin hacer nada para santificarlo, demuestra que no hemos entendido nada, en nuestros propios actos debemos encontrar la santificación.
Él, que también conoce nuestro nombre, siempre nos escucha y nos bendice.
"VENGA A NOSOTROS TU REINO"
Eso significa que existe un reino de Dios, con sus leyes, organizado y armónico.
Ni siquiera nos lo podemos imaginar lo bello que será vivir allí.
Debemos pedir de corazón que ese reino se instale aquí en la tierra, instalándolo primeramente en nuestro interior.
En realidad, éste reino ya ha venido para algunos, pero para otros...
Si las personas no hacen un trabajo espiritual para que así sea, no sabemos cuándo llegará para todos.
"HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO"
En el cielo la voluntad de Dios siempre se cumple.
Sus ángeles obran en total armonía, pero con los humanos no sucede lo mismo.
Por eso Cristo hizo ésta petición, para que nos esforcemos en armonizar nuestra vida con la voluntad del cielo.
En el cielo todo es perfecto, es aquí, en la tierra donde nada es maravilloso.
Nos corresponde a nosotros, los cristianos, trabajar para conseguir la armonía con el cielo, viviendo y vibrando acorde con él.
El Padre nuestro empieza con las tres peticiones que acabo de exponer, y corresponden al Señor, primero él, como debe ser, son para conocerlo, santificar su nombre, desear alcanzar su reino y cumplir con lo que nos pide, haciendo su voluntad.
"DADNOS HOY EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA"
Aquí comienzan las peticiones del hombre, en primer lugar pide el pan, y que no debe ser solamente para la nutrición, sino también para alimentar el espíritu, porque el hombre que no se alimenta espiritualmente, muere.
Cristo nos enseñó: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."
El Señor, que nunca nos abandona, nos dá el pan de todos los días, que debemos compartir con nuestros hermanos, viviendo en él y para él, con la fe y la creencia en su Hijo y su Padre.
"PERDONA NUESTRAS OFENSAS ASÍ CÓMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN"
Aquí el punto esencial es la idea de perdón. Dios nos perdona porque un padre siempre perdona a sus hijos, pero además decimos: así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, por lo tanto, si queremos ser perdonados, PRIMERO debemos perdonar.
Ésta idea del perdón, es fundamental en el cristianismo, Cristo nos trajo una enseñanza de amor verdaderamente excepcional.
"NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LÍBRANOS DEL MAL"
Todos los hombres somos tentados, incluso Cristo fue tentado por el diablo en el desierto, pero con lo que Cristo respondió a cada una de ellas nos revelan que para no sucumbir a ninguna tentación, hay que saber cómo responder.
Cuando el diablo ve que el hombre se le opone con firmes argumentos, comprende que no podrá tentarle y se vá.
Si las fuerzas del mal llegan a destruir al hombre, es porque éste le dá la posibilidad de hacerlo. Todo depende de él, si no las deja entrar, no pueden hacer nada, hay que saber decir NO.
En cuánto a librarnos del mal, éste existe, las fuerzas malas existen, y es inútil suplicarle al Señor para que las aniquile, está escrito en el Apocalipsis que sólo al final de los tiempos el Diablo será echado a un estanque de fuego y azufre. Hasta entonces estaremos continuamente enfrentados con el mal, por lo tanto hay que aprender la forma de tratarlo y saber como hay que actuar en su contra.
Un verdadero cristiano debe aprender a dominarse y enfrentar las tentaciones, porque huyendo o escondiéndonos no se resuelven los problemas, venciendo las tentaciones aprendemos a fortalecernos.
Por eso debemos agarrarnos muy fuerte de las manos de Dios, para que él, que nos ama nos transmita la fuerza para seguir adelante.
El nos conoce desde nuestro nacimiento y hasta nuestra muerte, es nuestro Padre celestial y siempre contaremos con su ayuda y fortaleza.
Que gran oración que Cristo nos enseñó, tan breve y en apariencia tan sencilla, pero con toda la sabiduría de Dios contenida en ella.
Que la luz y la paz del Altísimo estén con mis hermanos cristianos.
LEONOR
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